Hace poco más de dos semanas que el Club Voleibol Pinto escribía la página más gloriosa en sus 25 años de historia al conquistar el ascenso a Superliga-2, la categoría de plata del voleibol nacional, y sus integrantes todavía andan frotándose los ojos para certificar que no ha sido un sueño. Miguel Ángel Sánchez Ponce es el presidente, entrenador y auténtico ‘alma máter’ del club pinteño. Nadie como él, pues, para valorar en nuestra redacción la gesta conseguida por el Voley Pinto al amparo de sus aficionados y esbozar la hoja de ruta del nuevo proyecto.

¿Les ha dado tiempo ya a asimilar lo conseguido?
Nos ha dado tiempo a asimilarlo y a empezar a trabajar y a ver dónde nos hemos metido. Lo que pensábamos que iban a ser unos días de relax para digerirlo todo al final ha resultado que enseguida nos hemos tenido que poner a trabajar porque el reto se presenta curioso.

¿Hasta qué punto puede considerarse sorprendente este ascenso?
Nosotros pedimos la fase porque éramos conscientes de que teníamos un grupo competitivo. Sobre el papel había equipos que quizá partían con esa aureola de favoritos, pero nosotros confiábamos mucho en un grupo que lleva años trabajando muy bien y que esta temporada ha sido muy sólido. La sorpresa para nosotros ha sido relativa. Íbamos a la fase a competir y el que nos quisiera ganar iba a tener que trabajar mucho.

¿Y en qué medida les benefició el factor cancha?
Creo que resultó muy importante porque juegas delante de tu público, en unas circunstancias que para nosotros no son habituales, en un pabellón con muchísima gente, los horarios te benefician al ser organizador… Sí, fue un factor importante.

¿Se avecinan muchos cambios?
Bueno, la Superliga-2 es una categoría ya semiprofesional que al club le requiere dar un paso adelante en cuanto a estructura y madurez, y en cuanto a la plantilla tres cuartos de lo mismo. Nos vemos en una situación en la que hay que tocar un poco la plantilla para reforzarla, pero para nosotros es un reto abordar la categoría de plata del voleibol nacional. Será un curso apasionante.

¿Cuantas novedades cabe esperar en la plantilla?
A nosotros nos gustaría mantener en torno al 80 por ciento del grupo. Querríamos mantener a la práctica totalidad del plantel, pero somos conscientes de que el salto que damos nos exige reforzarla para competir. Nuestra idea es dar un salto de calidad, pero sin perder la cabeza ni las señas de identidad del grupo porque confiamos en el trabajo que venimos haciendo durante estos años, que debe ser la guía que nos marque el paso.

¿Qué posiciones sería conveniente reforzar?
Ahora mismo creemos que necesitamos apuntalar todas las posiciones, pero la fuerza de este equipo está en el grupo. No necesitamos grandes estrellas sino gente que venga a darnos un poco de profundidad de banquillo, que conozca un poco la categoría. Queremos un equipo joven y con ilusión, con ganas de crecer.

¿Qué referencias tienen de la Superliga-2?
Es una categoría que ya te implica un salto de semiprofesionalidad, que quizá nosotros no pensábamos dar aún, pero que evidentemente nos obliga a darlo ahora. El nivel competitivo es más alto. Ya te encuentras con equipos que incorporan jugadores profesionales. Hay un mayor esfuerzo en cuanto a viajes y economía. En cuanto a juego nos vamos a encontrar equipos muy compactos, muy aguerridos, con enorme presencia física y con esas bazas tendremos que competir.

Lo que parece claro es que a partir de ahora tienen poco que perder y mucho que ganar…
Eso es cierto porque nadie nos va a presionar. En Pinto se oye que los de voleibol han subido a la división de plata. Se habla mucho de nosotros y eso es vital. Dos colegios se acaban de poner en contacto con nosotros para que les montemos una escuela de voleibol. Lo que hay alrededor de este ascenso son muchos matices y es el momento de aprovecharlos.

¿Qué supone para Pinto la presencia de un equipo de la ciudad en la segunda categoría del voleibol nacional?
Es poner la ciudad en el panorama del deporte casi de elite. Es aprovechar una serie de infraestructuras dotacionales con las que contamos como el Príncipes de Asturias y que estaban huérfanas de una competición de este relieve. Supone ponerte en el mapa del voleibol español; supone que semana sí semana no te van a visitar equipos de cualquier punto de la geografía española; supone dar un espectáculo deportivo que esperamos que comparta la población de Pinto; y en cierta medida supone tener un pequeño referente próximo a la elite.

El capítulo económico es otro apartado esencial ¿cómo piensan adaptarse a las nuevas circunstancias?
El trabajo inicial que ya hemos hecho es dar a conocer a las instituciones públicas las exigencias de esta categoría, que no son solo económicas sino también organizativas y de uso de instalaciones. Ellos están estudiándolo. Somos conscientes de que el Ayuntamiento tiene una apuesta por nosotros que creemos que se debe materializar. También nos hemos puesto en contacto con las empresas que conviven con nosotros y otras nuevas para que respalden este reto. Estamos en una buena situación económica que nos permite asumir el reto con garantías de que es viable y nos ajustaremos al presupuesto que tengamos para no hacer ninguna locura.

Usted seguirá ejerciendo como presidente del club y entrenador del primer equipo ¿cómo se las apañará?
A nivel de club es cierto que lo que empezó siendo un hobby se ha convertido en un trabajo no remunerado porque el club ha ido creciendo con los años y a medida que crece las exigencias también y al final le dedicas una cantidad de horas que le restas a tu familia, a tus amigos y a tu tiempo libre. A nivel de equipo es un reto muy bonito que nos exige crecer como entrenadores y dedicarle más tiempo todavía. Y es que no es lo mismo viajar a Barcelona que a Colmenar Viejo, así que a ver cómo somos capaces de cuadrar agendas.