Alcorcon futbol
Los jugadores celebraron por todo lo alto la permanencia (laliga.es)

La euforia se desbordó cuando Alberola Rojas pitó el final del encuentro en Santo Domingo. Lógico. El Alcorcón ponía fin a muchos meses de angustia y dramatismo, en los que por momentos parecía incluso abocado a despeñarse por el tenebroso precipicio que conduce a Segunda B, y con su desahogado triunfo ante el Lugo (3-0) certificaba una permanencia en la categoría de plata que vale su peso en oro puro.

Tanta tensión acumulada desembocó en un estallido de júbilo como no se recuerda en Alcorcón. Bueno, sí, quizá el ‘Alcorconazo’ copero ante el Real Madrid y aquel histórico ascenso a Segunda, pero pocas cosas más hay comparables a lo que se vivió en la calurosa noche sabatina y la madrugada posterior. Era mucho lo que había en juego. Lo que tanto había costado ganar no podía irse por el sumidero así como así.

Varios juagdores celebran un gol (laliga.es)

De ahí que la invasión de campo fuera inevitable y los jugadores se vieran incluso obligados a retirarse del terreno de juego ante la avalancha que se les vino encima. Pero volvieron. Y salieron uno a uno para saludar a esos aficionados que tanto habían contribuido cuando más necesario era su aliento. En Murcia, por ejemplo, donde el equipo obtuvo una victoria capital arropado por más de medio millar de incondicionales. O este pasado sábado, cuando se jugaba la vida y Santo Domingo se acercó al lleno para llevar en volandas a los suyos.

Por supuesto no hubo nada organizado a tal efecto porque a fin de cuentas lo que se había conseguido era mantener la categoría, pero no fueron pocos los seguidores que dilataron las celebraciones hasta bien entrada la madrugada. Se lo habían ganado. Varios cientos de ellos recibieron al equipo en una multitudinaria ‘quedada’ a las puertas del estadio y se dejaron las gargantas como nunca en pos de un objetivo que acabó haciéndose realidad. Muy a última hora y con más sufrimiento del deseado, pero realidad al fin y al cabo.

Invasión de campo al final del partido (laliga.es)

Si a alguien le iba la vida en el envite era a Julio Velázquez, visiblemente emocionado a la conclusión de un encuentro en el que también se jugaba mucho a título personal. «La temporada ha sido muy dura y difícil», reconocía sin rodeos, «pero siento una inmensa alegría. Esto es una familia, un club humilde, pero se ha demostrado que si vamos todos de la mano se pueden conseguir cosas».

Y por supuesto tenía un recordatorio especial para la hinchada alfarera «porque es para quitarse el sombrero cómo se han comportado. Han estado siempre ahí, animando y apoyando y tenemos que estarles muy agradecidos», recalcaba Velázquez, que resumía el sentir de un colectivo que dio rienda suelta al entusiasmo tras una temporada que ha puesto a prueba su capacidad de supervivencia.