Pabellón_Municipal_Sandra_Aguilar_en_Pinto,_Madrid

José Aguado, vecino de Pinto, gestionaba el servicio de Pintogym en el Polideportivo Sandra Aguilar desde el 1 de octubre de 1995. Veintidós años al servicio de los pinteños. Un gimnasio de barrio “de toda la vida”, como lo han descrito los vecinos. Pero 22 años después, y por decisión de Ganemos Pinto, la gestión del gimnasio pasa a mano de Sportmadnes, la empresa que anunció que abriría una franquicia en Pinto el 5 de septiembre, dos semanas antes de que se abriera el primer sobre en la Mesa de contratación (20 de septiembre).

Esta revelación ha terminado de cabrear a los usuarios de Pintogym, solidarizados con la familia Aguado a quien el alcalde de Pinto, Rafael Sánchez, y su equipo de Gobierno “han dejado en la estacada”, como se quejaron los vecinos que acudieron al encuentro mantenido con el regidor donde este no pudo convencer a los pinteños de esta decisión tan controvertida.

A pesar de ello y gracias a la presión popular, cuatro de los ocho trabajadores de la empresa de los Aguado han podido ser subrogados en Sportmadness, aunque una de ellas alertaba este martes que la nueva empresa le había ofrecido trabajar gratis una semana “porque no podían hacerle un contrato por falta de dinero”.

UN GIMNASIO VACÍO

El gimnasio cerró el pasado 1 de octubre después de no prorrogar el servicio que venían prestando, sin costa a las arcas municipales, la familia Aguado. Este lunes, 16 de octubre, abría nuevamente “pero las salas estaban vacías”, denuncia uno de los usuarios.

Los vecinos, que ya en el último Pleno pusieron en evidencia la actitud del alcalde y su equipo de Gobierno, ensalzan la figura de la familia Aguado al frente de Pintogym. “José había hecho una obra social descomunal en el municipio. Los vecinos que estaban en paro no pagaban la cuota y los chavales tenían un soporte vital en el gimnasio”, recuerda uno de ellos.

La decisión tomada por el Gobierno de Rafael Sánchez significa, para muchos, el fin del gimnasio de barrio y de una tradición “que ya no existe”. Además, los anteriores gestores han perdido más de 150.000 euros en maquinaria que hereda la nueva empresa; más de 19.000 euros en cuotas de abono que tendrán que devolver más las cuantías a pagar por despido de trabajadores. En definitiva, “una pella” que hunde a un negocio de toda la vida en Pinto.

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