J.J. Benítez: «Los militares nos ocultan todo sobre astronaves no humanas y sus criaturas»
Revolucionó J.J. Benítez (Pamplona, 1946) el terreno de lo paranormal y el mundo extraterrestre con la monumental saga ‘El caballo de Troya’. Desde entonces, y ya son más de cinco décadas, el periodista no ha dejado de investigar y publicar (tiene más setenta obras) sobre el más allá. Su nuevo libro: ‘Están aquí’ (Planeta) recoge multitud de los casos que ha investigado sobre los ovnis, y denuncia cómo los militares nos ocultan absolutamente toda la información que tienen, que al parecer no es poca. Desde astronaves no humanas hasta criaturas que mantienen en formol.
¿Qué ocultan los militares sobre los ovnis?
Muchísima información, toda la que tienen. Nos ocultan todo sobre astronaves no humanas.
¿Por qué?
Según ellos, los militares, y siempre dicho ‘off the record’, porque no quieren aparecer ante la opinión pública como gente que no te puede defender ante esas aeronaves. Les preocupa mucho.
¿Cuál es el peligro?
El contribuyente, porque son los que pagan sus sueldos, pueden echarle en cara que no saben cómo actuar. Supuestamente son pacíficos y no creo que lo dejen de ser, hace miles de años que están aquí y nunca han hecho nada. Yo llevo estudiando e investigando todo esto desde hace 53 años y en ese tiempo no ha sucedido nada que sea un peligro.
¿A qué achaca que no haya una exigencia social a que dejen de ocultarlo?
Solo una minoría quiere saber la verdad; ellos sí lo buscan. La mayoría está en otras historias. Además, los propios militares se han encargado de ridiculizar todo lo referente al tema para que nadie les pregunte. Es la mejor manera de evitar preguntas, hacer que se sienta la gente ridícula por creerse esto.
Pues lo han logrado: a muchos les da vergüenza reconocer que creen en estos fenómenos…
Sí, yo diría que a 90% de la gente le da vergüenza, así que los militares no tienen que preocuparse. Pero si vieran las naves y las criaturas que hay dentro de ellas…
Y usted, ¿cómo se siente ante todo esto?
Me da tristeza que se nos oculten las cosas. Estas criaturas son importantísimas para la historia. Son exploradores y científicos a los que les interesamos muchísimo por nuestro estadio, porque estamos constantemente em guerra y nuestro nivel evolutivo es muy bajo. Somos como animales de investigación para ellos. Es como si nosotros descubrimos una tribu en el Amazonas que viven en cuevas y están en la Edad de Piedra. Pero el ser humano seguro que volvería a meter la pata.
¿Nos observan entonces y nos investigan porque estamos en un estadio muy anterior al de ellos?
Claro, y además de estudiarnos e investigarnos, hay encuentros fugaces con ellos. Y los encuentros se han producido y se producen con todo tipo de testigos, de todas las edades y clases sociales: desde pilotos hasta niños pasando por profesores de Universidad. Hasta hay científicos. Y como decía pilotos que los han perseguido por el espacio.
¿Qué es lo que más le ha impresionado a usted?
Las mentiras de los militares desde que se tiene conocimiento, que es desde la II Guerra Mundial. Es entonces cuando descubren unas naves y se hace una cortina de humo para ocultarlo. Se desmiente todo. Pero la realidad es que se estudia y muy a fondo.
¿El caso que más le impresiona de los que recoge en este libro?
El de una ingeniera americana a la que los militares llevaron a una base secreta en EE UU para averiguar para qué servían unas piezas que habían encontrado en un avión. Ella me dijo que de las cinco piezas solo funcionaba una, y era de una tecnología muy avanzada. Preguntó que de dónde venían las piezas y le enseñaron la nave de Roswell estrellada en 1943. A día de hoy siguen sacando tecnología de ella.
¿Los más graves en cuanto a la ocultación?
Los de las naves estrelladas. Hay once casos en los que han capturado a sus ocupantes. Esas naves se las han llevado los militares para intentar sacar la tecnología que tienen y someterlo a las grandes empresas civiles. Láser, chips… se lo dan a empresas. En el caso de Roswell, por ejemplo, así ha sido.
¿Y los ocupantes?
A las criaturas las mantienen en formol.
¿Las ha visto?
No, yo no las he visto, piensa que para entrar en esos sitios necesitas un permiso que ni los presidentes tienen. Ni siquiera a los de Estados Unidos.
¿Cómo puede alguien estar seguro de que es una nave de estas características y no producto de su imaginación?
Cuando un testigo está viendo que una nave que es silenciosa, porque no hacen ruido alguno, tiene forma ovalada y lo más importante: los tripulantes, que pueden tener hasta cuatro metros de estatura. Los testigos no han tenido dudas de que lo que estaban presenciando no era producto de su imaginación.
¿Es posible que los tengamos al lado y no nos demos cuenta?
Es posible que estén cerca, sí. Hay fotos en las que se ve claramente. Fotos de un paisaje en las que sale un objeto que el ojo humano no ve, pero que la cámara capta. Son invisibles al ojo humano pero a las cámaras a veces no.
¿Y determinadas luces inexplicables pueden responder a esto?
Sí, luces o máquinas. Las luces son muy frecuentes, son sombras más pequeñas de naves más grandes que las envían porque ellas no pueden entrar.
¿Es su libro más arriesgado?
Es uno de los más arriesgados porque los servicios de inteligencia militar no perdonan. Llevan 80 años guardándolo todo en secreto y ridiculizando a los testigos para que sea increíble lo que cuentan. Y para que la gente se sienta ridícula si cree en ello o los cree a ellos.
¿Tiene algún temor a represalias?
No me cabe la menor duda de que las tomarán. Ya lo habrán intentado, pero no tengo miedo. Los militares sí lo tienen, tienen miedo a perder la hegemonía. A mí me gustaría que las cúpulas lo abrieran al mundo, pero eso es soñar.
¿Cómo empezó usted a interesarse por estos temas?
Empecé aparentemente por casualidad. Aunque no creo en las casualidades. El en 72 me mandaron a ver un ovni en Burgos. Yo no sabía nada de es. Cuando empecé a hablar con la gente del objeto empecé a buscar explicaciones. Y desde entonces hasta hoy.
Cuanto más investiga ¿menos sabe?
Sí, cuanto más investigo más consciente soy de que no tengo ni idea. Se abren nuevas puertas y te das cuenta de que esto es infinito.
Es usted un defensor de la vida más allá de la muerte, ha publicado también obras al respecto…
Sí, ya en el 68 empecé a investigar sobre esto. Y creo al 150% en la vida después de la muerte. He entrevistado a cientos de personas que lo atestiguan. Tengo dos libros publicados sobre el tema y seis sin publicar.
¿Y qué hay después de la muerte?
Lo tengo muy claro: hay vida física tras la muerte. Nos lo han contado muy mal. Después de la muerte uno se despierta en otro logra, y lo hace con un cuerpo físico. Lo que pasa es que las religiones, todas, lo han contado mal.
¿Ha tenido usted alguna experiencia en primera persona?
No, yo no he visto a nadie de otro mundo, pero con todos los que he conocido y he entrevistado me basta para saberlo. Todos coinciden exactamente en lo mismo: siguen vivos, son maravillosamente felices y no hay tiempo. Tienen cuerpo pero sin vísceras.
¿Seres de luz?
Al principio no, pero el camino es ese, seguir una evolución que te lleva a ser luz que piensa. Las personas que los han visto todas sienten un cambio en su vida tras esta experiencia; cambian, se vuelven más espirituales.
¿Le pasa a personas con una sensibilidad especial o a cualquiera?
No tiene nada que ver con un tipo de sensibilidad; le pasa a cualquier persona. Y lo más interesante es que coinciden en los mismos testimonios tipos de personas muy diferentes: lo mismo te cuenta un profesor universitario de literatura estadounidense que una una niña de Pakistán.
Esto termina de alguna manera con las religiones…
Es que todas la religiones son cuentos chinos: sus planteamientos son falsos. No es verdad que si eres bueno irás al Cielo. Nadie te va a juzgar después de la muerte, y así lo cuentan todos los que han sido testigos.
A la gente mala ¿qué le pasa?
Los resucitados, que es como yo los llamo, te cuentan otra historia. Las personas malas están cumpliendo un contrato que ellos mismos han firmado. Antes de nacer cada ser humano elige si quiere vivir en la tierra quién es, sus problemas y cómo va a morir, y si está conforme naces. Solo que luego no recuerdas nada, por eso la mayoría no sabe por qué están aquí.
¿Hay quien sí lo sabe?
No muchos, pero algunos sí lo saben.
¿Es por todo esto que no teme la muerte?
Es que tengo la certeza total de que hay vida después. Si todos nos diéramos cuenta de que esto es solo una aventura, cambiaría mucho todo.