La sede de la Policía Local de Getafe, un edificio en ruinas: humedades, sillas rotas, ventanas que no cierran…

La situación en la sede de la Policía Local de Getafe se ha convertido en una auténtica vergüenza para una ciudad del tamaño y la importancia del municipio. Los agentes trabajan cada día en unas instalaciones que presentan humedades en techos y paredes, mobiliario roto, ventanas que no cierran y un deterioro general que roza lo inaceptable. Así lo han denunciado en varias ocasiones desde el sindicato CSIF Getafe, que lleva años alertando en redes del abandono de las dependencias.

No se trata de un problema nuevo. Las deficiencias vienen de largo, y el Ayuntamiento de Getafe —pese a las reiteradas promesas de mejora— no ha acometido ninguna reforma de calado. Los policías se ven obligados a desempeñar su labor en condiciones impropias de un cuerpo esencial para la seguridad ciudadana: sillas rotas, despachos con filtraciones de agua, humedad constante y ventanas que no cierran ni en invierno ni en verano.

No es la primera vez que las instalaciones se convierten en motivo de escándalo. En 2017 unas ratas habían roído tanto los cables eléctricos que dejaron sin suministro a parte del edificio. Un episodio que entonces se prometió que no volvería a repetirse, pero que sirve como ejemplo del abandono crónico que sufre la sede policial. Ocho años después, la situación no solo no ha mejorado, sino que muchos aseguran que ha empeorado.

La intervención es urgente, no solo por dignidad profesional, sino también por seguridad. No se puede pedir a los policías que trabajen en un entorno insalubre, con mobiliario inservible y sin mantenimiento básico. Mientras tanto, la alcaldesa de Getafe guarda silencio, aunque sí ha encontrado tiempo para visitar y apoyar públicamente a los bomberos del municipio, que recientemente también han expresado su malestar por la falta de medios. Un gesto que ha sentado especialmente mal entre los policías locales, que ven cómo la regidora se fotografía con unos cuerpos mientras ignora a los otros.

No puede ser que el mismo Ayuntamiento que presume de modernidad y compromiso social mantenga a su Policía Local en un edificio que se cae a pedazos. No puede ser que se gaste en propaganda lo que no invierte en seguridad. La alcaldesa puede posar todas las veces que quiera con los bomberos, pero los vecinos saben que mientras tanto sus policías trabajan entre humedades y ventanas rotas.

El estado de la sede policial no es solo una cuestión estética ni de confort. Es un símbolo del abandono institucional y de la falta de respeto hacia quienes garantizan el orden en Getafe. Y cuando un Gobierno local consiente que su Policía trabaje en esas condiciones demuestra es que ha perdido el sentido de la responsabilidad y la medida de la realidad.

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