La conciliación laboral y familiar es uno de los retos pendientes de nuestro país, máxime cuando el tiempo y la familia son oro. No es imposible conseguirlo y un ejemplo es la artista Amanda Verdú, quien a través de la música ha hecho un arte de la conciliación. Con ella hablamos.
Mamá-cantautora: ¿Cómo es esto?
Así se han ido colocando los acontecimientos. Digamos que aprovecho las oportunidades cuando vienen y el hecho de ser madre no me va a frenar para hacer lo que más me gusta. Al revés, creo que es buenísimo que mis hijos vean que me dedico a lo que deseo y disfruto con ello.
¿Es compatible, entonces?
Yo creo que sí. Es cuestión de organización. Los conciertos casi siempre son por la noche y los ensayos, grabaciones, reuniones y otros compromisos, intento hacerlos en horario de cole. En el caso de un cantante de éxito será más complicado porque se requieren más viajes fuera de tu ciudad pero creo que con previsión y apoyo familiar se puede llegar a compatibilizar bien. Eso no quita que haya momentos de estrés.
Arrójame, pues, luz sobre la conciliación, tan en boca de todos. ¿Qué es para ti?
Conciliar es sacrificar cosas sí o sí, pero no solo por parte de la madre, sino de todos los miembros de la familia. Crear una familia es una aventura apasionante, sin retorno y llena de sobresaltos. Nada volverá a ser como antes… Conciliar es equilibrar las necesidades y los deseos de, en mi caso, los cinco miembros de la familia. Mirándonos con amor sin sentirnos obligados a renunciar. Hay que trabajarlo mucho, tenemos que aprender a poner claros los límites (sobre todo las madres) y que estos se respeten.
«Creo que es buenísimo que mis hijos vean que me dedico a lo que deseo y disfruto con ello»
En mi caso no me puedo quejar, pero en la sociedad necesitamos avanzar con determinación. En el plano doméstico equilibrando las aptitudes para que el reparto de responsabilidades y tareas sea justo y en el terreno laboral priorizando el trabajo eficaz y la flexibilidad de horarios a todas las unidades familiares. Queda mucho por hacer, por lo tanto hay que seguir luchando proactivamente.
Dicho esto: ¿Cuándo nace en ti ese amor por la música
Desde muy pequeña. Primero como válvula de escape. Tuve una infancia tristona y la música convertía mis momentos de soledad en desahogo y evasión. Creaba y cantaba en secreto, siempre a escondidas. Más adelante la música me regaló momentos familiares de unión (mi padre tocaba la guitarra y la armónica, mis hermanas y yo cantábamos, tocábamos la flauta y otros instrumentos) y la posibilidad de socialización gracias a mi ingreso en el conservatorio. La música siempre ha sido una gran amiga. Siempre ha estado ahí y sigue a mi lado.
Entiendo que en este tiempo eso da para alguna que otra muy anécdota musical. ¿Alguna confesable?
Una muy sencilla e importante en mi vida. Como os dije antes, cuando era pequeña, cantaba a escondidas y nadie de mi entorno, ni yo misma, sabía de mis habilidades musicales. Hasta que un día la profesora de música del colegio se tomó la molestia de llamar a mi madre y decirle “su hija tiene cualidades para la música, llévela al conservatorio”. Entonces mi madre le hizo caso (porque antes se hacía más caso a los profesores, je, je) y ahí se abrió mi vida y mi mundo. ¡Gracias profe de música!
Hablemos más de tu trabajo. ¿De qué van tus canciones?
Cada una de algo nuevo y diferente. De cosas que yo considero importantes y necesito compartir porque pienso que no seré yo la única a la que le pasan. Todas tienen trasfondo, todas te hacen reflexionar un poquito, aunque también las puedes escuchar como simple entretenimiento.
«Tuve una infancia tristona y la música convertía mis momentos de soledad en desahogo y evasión»
¿A quién le cantas?
A ti, al que lee esta entrevista, al que me encuentra por casualidad por Instagram o se pierde en uno de mis conciertos. Tengo una gran necesidad de contar, de comunicar las cosas que siento por si pueden ayudar o acompañar a otros. Considero que la capacidad artístico-creativa no es mía, es para regalar.
Oye Siri, el último tema que presentas, es una crítica muy dura, o eso al menos parece. ¿Nos hablas de Puri?
(Ríe) Puri me tiene frita. ¡No hace más que perseguirme! Fuera de bromas, esta canción intenta que nos demos cuenta de dónde empiezan nuestros límites virtuales porque si no los ponemos nosotros, nos los podrán nuestros dispositivos y ellos siempre quieren más… Es verdad que son aparatos que nos solucionan la vida y nos permiten hacer cientos de cosas por minuto pero a su vez nos quitan tiempo de tocar, amar, mirar a los ojos, respirar, charlar, estar con… Canto la canción como una mujer desesperada que ya no sabe relacionarse con la realidad y solo lo hace con Siri (asistente virtual). Tanto es su enganche que llega a tener celos de amistad, desconfianza, y su desesperación le convierte en un usuario tan pesado que la propia Siri decide desaparecer del mapa y así llega “Puri”. Lo mejor es que escuchéis la canción porque además tiene una producción electrónica chulísima.
¿Y cómo se hace eso de estar rodeada de músicos de primera?
Pues como te dije al inicio: ¡Aprovechando las oportunidades! Tuve la suerte de vivir varios directos en 2019 junto al gran guitarrista argentino Guido Briscioli porque nos presentó un amigo común y junto a su carisma y su destreza musical crecí como artista. Entonces vi claro que tenía que producir mis canciones con mimo. Busqué un productor por la sierra de Madrid que es donde vivo actualmente.
Así comencé a grabar maquetas con ideas más claras y finalmente mi EP ‘LLorar en el coche’ y mis últimos lanzamientos, producidos por Diego Montoto. Él me propuso grabar con Pablo Serrano y Jacob Reguilón y la verdad, fue un acierto. Es una gran suerte para mí que además de grabar en estudio me acompañen en directo.
Si a alguien le pica el gusano de la curiosidad tras esta conversación, cuéntanos: ¿Dónde podemos seguir tu música?
En todas la plataformas: En YouTube, también hay fragmentos y sorpresitas en Instagram, pero lo mejor es descubrirla en directo. Seguidme en redes y os mantendré al tanto de las próximas fechas @amandaverdu.
