Es lo que tiene el baloncesto, que a veces proporciona experiencias tan maravillosas como el desenlace del partido entre el Brose Bamberg y el Montakit Fuenlabrada, un duelo jugado de poder a poder y en el que un triplazo de Pako Cruz sobre la bocina y con un defensor encima certificó el triunfo de los fuenlabreños en su estreno en la Champions Basketball League (88-89).
El primer triunfo en tierras germanas después de cuatro intentos baldíos se gestó desde la fe exhibida por los de Agustí Julbe, que ni siquiera en las peores circunstancias -llegaron a ir perdiendo 82-74– arriaron la bandera blanca. Todo lo contrario. Y esa perseverancia fue la que les llevó a forzar un final agónico y encima decantarlo de su lado contra todo pronóstico.
Hasta esos minutos decisivos el partido se movió entre vaivenes y el protagonismo de jugadores como Cruz (22 puntos) o Zanna (19 puntos y 10 rebotes) en el bando fuenlabreño, pero sobre todo Tyrese Rice en los locales (33 puntos para 35 de valoración), una auténtica pesadilla que cerca estuvo de decidir el duelo él solito.
Del 17-23 del primer cuarto se pasó al empate a 44 del descanso. Los visitantes tomaron de nuevo ventaja en el tercer cuarto (59-63), pero un parcial de 8-0 mediado el último cuarto dejó prácticamente sentenciado el duelo a favor de los alemanes. Sin embargo, el Montakit decidió quemar sus naves hasta el final y con tres puntos por debajo (88-85) y el tiempo prácticamente cumplido llegó ese desenlace que pasará a los anales de la historia del equipo fuenlabreño.
Cruz, que disponía de dos tiros libres, metió el primero y erró el segundo, En la lucha por el rebote O’Leary logró forzar un saque que fondo que ejecutó Clark sacando con apuros para Cruz. El mexicano logró levantarse con la mano de un defensor delante y lanzó un balón con enorme parábola que acabó introduciéndose limpiamente en el aro alemán. Contado así parece fácil, pero esa inverosímil canasta ha entrado ya por derecho propio en la historia europea del equipo fuenlabreño.
