Alejandro Grandas: «Me encantaría poder llevar la escultura ‘The punk’ a la escala urbana, poder convivir con ella en las calles de las principales ciudades a nivel mundial»

Arquitecto y artista, Alejandro Grandas es uno de los nombres de referencia en la escena artística de nuestro país; pocas exposiciones colectivas de arte abstracto no cuentan con él. En la actualidad tiene una exposición ‘The punk & C.O.’ con más de 20 esculturas intervenidas por más 20 artistas internacionales, pues fuera de nuestras fronteras lo que hace llega y dispara las ganas de colaborar con Grandas.

«Busco capturar la esencia dinámica y vibrante del mundo que me rodea», ha dicho usted de su arte. ¿Lo consigue? ¿Cuál es esa esencia dinámica y vibrante de su mundo?
Creo que sí lo consigo, porque el arte, para mí, no es solo el resultado puntual de una obra, sino un proceso continuo. La esencia dinámica de mi mundo es esa energía interna que todos tenemos, ese pulso constante de la vida y el movimiento. Se manifiesta en la actitud, la velocidad, la inmediatez y la capacidad de transformación. Mi arte es el intento de frenar y encapsular esa energía vital sobre el lienzo.

Y del mundo, ahora mismo, ¿cuál diría que es? ¿Cómo la plasmaría?
Ahora mismo, la esencia del mundo es la aceleración constante y la saturación de información. Hay una tensión palpable entre el caos y la búsqueda desesperada de orden. Lo plasmaría precisamente con esa dualidad: utilizando estructuras geométricas muy definidas, herencia de mi arquitectura, pero destruyéndolas inmediatamente con trazos agresivos, vibrantes y una paleta de colores intensa. Sería una obra que grita y susurra a la vez, reflejando el ruido social y la necesidad de expresión personal que define nuestra era.»

Se mueve entre lo abstracto, lo abstracto-figurativo, el pop art y el arte urbano-punk art,…pero quizá eso es etiquetarlo demasiado, ¿se siente cómodo con esa definición? ¿O qué diría usted de su obra si fuera, pongamos, un espectador y no el creador?
Las etiquetas son necesarias para ordenar el mundo, y me siento cómodo con ellas si sirven como un punto de partida, pero no como un límite. Mi obra, fundamentalmente utiliza elementos abstractos para expresar pura emoción, la actitud del punk para la rebeldía del trazo, y el color del pop art para la inmediatez visual. Si yo fuera un espectador, diría que mi obra es «pura energía controlada». Es esa sensación de que algo está a punto de desbordarse, pero está contenido en una composición.

¿Arquitectura y pintura, es usted esa fusión?
Soy, sin duda, la síntesis de ambas. Mi mente funciona como un arquitecto que necesita estructura, composición y visión global, pero mi alma de artista necesita esa vía de escape visceral. La arquitectura me enseña a construir; la pintura y la escultura me enseñan a deconstruir. Una es mi base racional y la otra mi necesidad emocional. La fusión es mi pincelada: estructurada en el fondo, libre y emocional en la forma.

¿Qué le llevó a dar el salto de la arquitectura al mundo de las artes plásticas?
El arte siempre estuvo ahí, pero la arquitectura era mi camino profesional. En un momento dado, sentí una necesidad imperiosa de comunicar emociones que no cabían en un plano de obra. La pintura me ofrece una inmediatez y una libertad total. Me di cuenta de que el lienzo es el único lugar donde puedo ser completamente ingobernable y, a la vez, auténtico. No podía seguir limitando esa voz interior.

¿Hubo algún momento o proyecto concreto que marcó «un antes y un después» en su decisión artística? ¿Por qué?
Sí, fue en marzo de 2020 cuando las consecuencias de la pandemia y varios acontecimientos personales, provocaron un cambio en mi mente sobre cuál era mi papel profesional, y que la arquitectura actual no llenaba mi faceta artística.. Necesitaba algo más para poder expresar lo que llevo dentro. Esto dio pie al desarrollo de mi primera gran serie de «arte abstracto», posteriormente, al «abstracto- figurativo» con la serie de caballos y toros, a la «influencia pop», con la serie de corazones y en la actualidad una influencia del «arte urbano», con el «punk art» donde estoy en la actualidad y me encuentro más identificado artísticamente. Ver cómo esas obras, nacidas de un impulso personal y caótico, resonaban con la gente en las exposiciones, fue la validación definitiva. Entendí que mi camino no era sólo buscar el equilibrio en las formas, sino también en la transferencia de emoción. Ese reconocimiento de que la energía de mi trazo impacta a otros, marcó el punto de no retorno: el arte dejó de ser un hobby para ser una necesidad vital.

¿Qué es lo que más le ha sorprendido que guste de sus piezas?
La reacción de la gente ante mi escultura «THE PUNK» y que sean muchos artistas los que quieran intervenir mi obra. En la actualidad tengo una exposición «The punk & C.O.» con más de 20 esculturas intervenidas por más 20 artistas internacionales, dando como resultado unas piezas únicas e irrepetibles cada una de ellas con un sello muy personal de la conexión y complicidad de los otros artistas conmigo.

¿Qué le gusta transmitir al espectador con tus obras?
Me gusta transmitir vitalidad e inconformismo. Vitalidad, porque quiero que la obra sea un golpe de energía que te saque de la rutina. e inconformismo, porque mi obra, sobre todo el Punk Art, invita a cuestionar lo establecido. Busco que el espectador se sienta interpelado y, si es posible, que se inspire a llevar esa misma energía creativa y disruptiva a su propia vida.

¿Cómo le influye ser arquitecto en sus obras?
Me influye a nivel compositivo: el uso del formato, el peso visual de los colores, y la necesidad de establecer un centro de gravedad en el caos. Un arquitecto siempre piensa en la estructura. Aunque pinte un tema punk o abstracto, siempre hay una línea de tensión, un punto focal, o una jerarquía de formas que proporciona una base sólida para el frenesí de la pincelada. Es mi red de seguridad conceptual.

¿Usted era un niño que quería ser pintor o arquitecto?
Pues cuando era niño no quería ser ninguna de las dos cosas; quería ser futbolista. Pero poco a poco vi que yo no valía para eso. Mi pasión por la arquitectura fue poco a poco calando con mi educación y lo que veía el día a día ya que mi padre era arquitecto técnico. El arte también lo viví desde pequeño ya que a mi padre le gustaba mucho, me llevaba a museos y era coleccionista. Pero fue en la carrera de arquitectura donde llegó mi «flechazo» por el arte, y eso que la asignatura de dibujo artístico fue la que más me costó en toda mi formación como arquitecto.

Lo lleva desde la infancia, ¿quiénes o qué diría que le inspiran y qué le influye o ha influido?
Me inspiran muchos artistas entre los que destacaría a Banksy. Me inspira lo que es para mí la vida; la inmensidad y caos de la ciudad, la tranquilidad e infinidad de la naturaleza y en especial la montaña, me inspira la música, me inspira la gente, mi familia, los animales… Las cosas que me hacen sentir que estoy vivo y que me hacen expresar las emociones que llevo dentro.

¿Y cómo crea, cómo materializa todo eso que le inspira?
Mi proceso raramente empieza con un dibujo definido. Comienza con una emoción o un concepto de energía —por ejemplo, la sensación de velocidad o de rebeldía—. Busco un formato que se adapte a esa energía. Luego, empiezo con la mancha, a menudo usando el color más que la línea, como si fuera una base arquitectónica de color. Es un diálogo constante de adición y sustracción. La intuición y el azar juegan un papel crucial. La fase final, la que define la obra, es la de afinar el caos, introducir esa geometría imperfecta para dar un ancla visual que invite al espectador a entrar.

Parte importante entonces tanto las emociones como la intuición…
Ambas son parte fundamental en mi obra. La emoción es la chispa, el punto de partida (rabia, alegría, fascinación). Pero es la intuición la que me guía en el lienzo, la que decide la siguiente pincelada, la paleta cromática, o cuándo detenerse. La intuición es la suma de mis vivencias como arquitecto y artista, y me permite tomar decisiones en el momento que dan a la obra ese carácter orgánico y sin pulir que busco.

¿Cómo cree que ha cambiado el papel del artista en Madrid (o en España) en los últimos años?
Ha habido una democratización y una aceleración. El artista en Madrid ya no depende únicamente de la galería tradicional. Las redes sociales y las ferias de arte independientes han dado una visibilidad que antes era impensable. El reto y el cambio es que el artista ahora debe ser también su propio gestor y comunicador. Esto genera una energía muy dinámica en la escena, más joven y accesible, aunque también más ruidosa y competitiva.

¿Tiene algún proyecto a medio/largo plazo del que nos pueda hablar?
Estoy explorando la posibilidad de llevar el Punk Art a la escultura de gran formato. Me fascina la idea de trasladar esa rebeldía del trazo plano a las tres dimensiones, fusionando la solidez de la arquitectura con la fluidez del arte. Me encantaría poder llevar la escultura «The punk» a la escala urbana, poder convivir con ella en las calles de las principales ciudades a nivel mundial.

¿Qué retos tiene hoy el mundo del arte? ¿Cuáles cree que son los más urgentes?
El reto más urgente es la saturación y la superficialidad. Con tanta producción y acceso, la gente ve miles de imágenes al día, y el arte corre el riesgo de ser un contenido más, efímero y desechable. El reto es obligar a la gente a detenerse, a mirar y a sentir de nuevo. Esto implica un compromiso del artista con la autenticidad y la calidad, más allá de la tendencia. Debemos defender la experiencia física y emocional de la obra.

¿Le asusta la IA?
No, me parece una herramienta fascinante. La IA es increíble en la imitación, en el análisis de patrones y en la generación de imágenes perfectas. Pero mi arte, y el arte en general, se basa en la imperfección, en el error, en el trazo que se equivoca. La IA puede generar belleza estética, pero carece de la historia personal y la carga emocional visceral que pone el artista. El reto para el artista es ser más humano, más imperfecto y más auténtico que nunca.

¿Qué le gustaría que dijeran de usted? De su obra…
Me gustaría que dijeran de mí: ‘Alejandro Grandas fue un artista que nunca dejó de explorar y de sentir.’ Y de mi obra, que digan: ‘Su trabajo tiene una verdadera potencia, una energía que trasciende el lienzo y se queda contigo. Fue la fusión perfecta entre la disciplina del arquitecto y el alma libre del artista’.

¿Se puede vivir del arte?
Se puede vivir por y para el arte, y sí, se puede vivir de él, pero no sin un enorme esfuerzo. Requiere no solo talento, sino una disciplina empresarial, capacidad de comunicación y una resiliencia inmensa. Yo lo enfoco como una dualidad: la arquitectura me da la base, y el arte me da la plenitud. Pero el arte es viable cuando se enfoca como una profesión seria, no solo como una pasión.

 ¿Lo más bonito que le han dicho?
Pues me encanta cada vez que alguien me dice que una obra mía le gusta, que le transmite algo, que no le deja indiferente, que se la quiere llevar para poderla ver todos los días y que le de energía para su día a día,…

Si tuviera que decorar la ciudad de Madrid por Navidad, ¿qué haría?
Me centraría en el concepto de movimiento y energía. Olvidaría los adornos estáticos y crearía una instalación lumínica gigante en el Paseo de la Castellana o la Plaza de Cibeles, utilizando luces LED dinámicas que simulan el trazo agresivo de mi Punk Art. Sería una explosión de color y líneas en constante cambio, un caos festivo y controlado, que refleje la vitalidad de Madrid sin caer en lo tradicional.

¿Regalaría alguna de sus piezas a algún político o política actual que se pueda decir? ¿O nos vamos a uno o una del pasado?
Se la regalaría a todos y cada uno de ellos para que les transmite energía, fuerza, inconformismo, para que pensaran en cada uno de los ciudadanos que representan y no pensaran tanto en ellos y su satisfacción personal.

Y para terminar: ¿qué obra salvaría del fin del mundo?
Más que una obra en concreto, salvaría a pareja de artistas, con las herramientas que les permita empezar un nuevo mundo lleno de obras de arte que puedan provocar sentimientos y emociones en el futuro. El arte nunca debe morir.

 

EXPOSICIONES ACTUALES

● Exposición de 14 esculturas ‘The punk & C.O.’ en Galería Corazón Salvaje. Madrid (Diciembre de 2025)
● Exposición individual “The Punk” para el Centro Cultural de Alcobendas en la Ciudad Deportiva Valdelasfuentes. Alcobendas (10 de diciembre 2025 hasta el 18 de enero 2026)
● Exposición conjunta en Galería Origen en calle de Olid 27. Madrid (Diciembre 2025 – Febrero 2026)
● ‘Escultura The punk’ en exposición conjunta en Galería Casa Maiko en calle Viriato 56. Madrid (Diciembre 2025)
● Exposición individual ‘Semana Grande de Santander’ en el Hotel Palacio del Mar. Santander (Diciembre 2025)

ALGUNAS DE SUS EXPOSICIONES MÁS RELEVANTES

● Exposición en Feria de Arte ‘Artist 360’. Madrid
● Exposición en Feria de arte independiente ‘Faim Art’, Madrid.
● Feria de Arte Akelarre en el Palacio de Santa Bárbara
● Exposición en la Terminal 2 del Aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid.
● Exposición THE PUNK & CO : Intervención de la escultura “The Punk” por 20 Artistas internacionales en la Galería Casa Maiko. Madrid
● Exposición en la Galería Fúcar 22. Madrid Centro.
● Exposición “5 intervenciones en la escultura The Punk” en la Galería , calle de la Estrella. Madrid
● Exposición ”In the Mediterranean” en Galería Art Nobel. Menorca
● Exposición en The Gallery Riviera Benalmádena Costa-Málaga
● Exposición en Pitijopos Gallery. Sanlúcar de Barrameda. Cádiz
● Exposición en Galería Lara Rastrollo. Badajoz
● Exposición en Lanzaarte Gallery. Madrid.
● Exposición “Love Madrid”en Hotel Akeha Gran Vía.C/ San Bernardo Madrid.Exposición en el Colegio de Arquitectos de Madrid “Pop Arq”
● Exposición “Caballos de mi infancia” en El Club de Campo de Madrid
● Exposición con subasta benéfica para la Fundación Dacer en el Colegio de Aparejadores de Madrid

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