‘Los Goonies’: 40 años desde que conocimos a Willy el Tuerto

Estrenada en 1985, Los Goonies cumple 40 años como uno de los grandes símbolos del cine de aventuras de los ochenta. La idea nació de Steven Spielberg, que quería recuperar los seriales de aventuras que veía de niño.

Chris Columbus, entonces en plena ebullición creativa, antes de firmar títulos como Solo en casa o Harry Potter, fue el que dio forma al guion y la dirección recayó en Richard Donner, amigo íntimo de Spielberg, llegando a declarar de este último, tras su muerte, que Donner «era el mejor Goonie de todos».

Donner filmó cronológicamente la película y animando a los actores a improvisar, lo que fortaleció su amistad y les permitió meterse en sus personajes de forma natural. El rodaje estuvo lleno de anécdotas. La más famosa ocurrió cuando los actores descubrieron por primera vez el barco pirata de Willy el Tuerto: Richard Donner ocultó el decorado para que su asombro fuera real, y así quedó grabado en pantalla, incluyendo la grosería que Josh Brolin grita al verlo. Aquella reacción genuina se convirtió en uno de los momentos más mágicos del cine de los ochenta.

El set de rodaje estaba lleno de tensiones y travesuras propias de un grupo de niños. Corey Feldman y Sean Astin, personaje que en la película es el que convence a sus amigos (los Goonies) para buscar el tesoro de Willy el Tuerto, un conocido pirata, eran los más traviesos de todos.

El personaje de Sloth, interpretado por John Matuszak, requería al día más de cinco horas de maquillaje. El actor se convirtió en uno de los más queridos del rodaje. Los niños solían visitarle mientras le colocaban la prótesis facial, y su famoso grito de «¡Sloth quiere a Chunk!» terminó siendo casi un lema fuera de cámaras.

En una película dirigida por Richard Donner y producida por Steven Spielberg no podían faltar guiños a otros éxitos ochenteros como por ejemplo varias referencias a Superman o la figura de R2-D2, el robot de La guerra de las galaxias, que lleva escondido en la cubierta el barco pirata.

Astoria, donde tiene lugar la película es una localidad del estado de Oregón. Las localizaciones, especialmente las cuevas y túneles, eran húmedas y resbaladizas, lo que provocó pequeños accidentes y más de un susto.

Con el paso del tiempo, Los Goonies se ha convertido en un fenómeno cultural, sus frases, personajes y escenas han sido referenciados durante décadas en series, películas y videojuegos. El deseo de una secuela ha planeado constantemente sobre el filme, pero su ausencia ha reforzado, paradójicamente, su condición de obra única e irrepetible.

Cuarenta años después, Los Goonies sigue recordándonos que las mejores aventuras no están en los mapas, sino en la complicidad de quienes se atreven a buscarlas juntos. Porque, como aprendimos en 1985, «¡Los Goonies nunca dicen muerto!»

También te puede interesar...