foto: laliga.es

Quique Sánchez Flores ya debe ser consciente a estas alturas de que tiene por delante el mayor reto de su trayectoria en los banquillos. Porque salvar a este Getafe se ha convertido en un desafío descomunal teniendo en cuenta las descorazonadoras señales que emite conforme avanza la competición.

Ante el Celta mantuvo el tipo hasta el descanso siguiendo la estela de lo ocurrido la jornada anterior frente al Levante, es decir, cimentando la mejoría del equipo desde la retaguardia. La mayor ambición del conjunto celeste le procuró un par de ocasiones reseñables, sobre todo una de Nolito que no acertó a rematar con solvencia cuando lo tenía todo a favor, mientras que el Getafe limitó su balance ofensivo a un disparo de Sandro que taponó oportunamente Murillo. Poca ‘chicha’ y muchas precauciones. Demasiadas, quizá.

Ya al filo del descanso empezaron los contratiempos para el ‘Geta’, que perdía al propio Sandro, su principal referencia ofensiva, por unas molestias musculares. No era sino el preludio de lo que se le venía encima en una segunda mitad que resultó funesta para los intereses del conjunto azulón.

Para empezar, un grave error de Timor habilitó a Aspas para encarar a Soria, que sacó una mano espectacular para evitar el primero (54′). Pero apenas un minuto después, y a la salida de un corner, Brais Méndez peinaba de cabeza hacia el segundo palo y Santi Mina aprovechaba el regalo para abrir el marcador.

EL 0-1 RESULTÓ LETAL

El gol descompuso al Getafe, que lo había fiado casi todo a mantener su portería a buen recaudo y sorprender a su rival a la contra. Tuvieron que abrirse, pues, los de Quique, en pos del empate y lo que encontraron fue otro ‘aguijonazo’ del Celta, que se encomendó a una letal conexión entre Brais y Aspas para fabricar el segundo de la noche apenas tres minutos después del primero (58′).

Y como el duelo no escatimaba en disgustos, una acción de Djené sobre Mina se saldó con la expulsión del togolés vía VAR. El grado de virulencia de su entrada sobre el delantero gallego dependía de si se contemplaba a velocidad normal o a cámara lenta, y llegados a este último supuesto Martínez Munuera se acabó decantando por la roja directa (63′).

La suerte del partido estaba echada y el Getafe sentenciado. La única incógnita en el tramo final era saber cómo de amplio iba a ser el correctivo. Y todavía quedaba un golpe más. El que le infligió de nuevo Santi Mina tras una precisa y preciosa asistencia de tacón de Galhardo para establecer el 0-3 definitivo (73′) y provocar una auténtica ‘espantada’ de aficionados que no estaban por la labor de seguir contemplando semejante castigo.