Foto: laliga.es

Dicen que no hay mal que cien años dure y el Getafe ha puesto fin este sábado a su mala racha con un triunfo de postín ante el Valencia, rival que de un tiempo a esta parte despierta una especial motivación entre los azulones y que en esta ocasión ha sufrido un severo correctivo a manos del Getafe sin duda más reconocible de los últimos meses.

Con una intensa presión adelantada, cerrando cualquier resquicio en las proximidades de David Soria y reconciliándose con el gol, el colectivo de Bordalás ha firmado un encuentro notable en el que ha ido de menos a más y en el que siempre ha sabido leer lo que más le convenía.

Cierto es que en la primera mitad han ocurrido pocas cosas. Al menos hasta el minuto 38. Hasta ese momento, unos y otros se afanaban en mantener a buen recaudo su portería y cortocircuitar al adversario a toda costa. El balance, un buen puñado de amarillas y ningún remate entre los tres palos.

Pero la espera bien ha merecido la pena porque quienes a esas alturas seguían el partido han tenido ocasión de contemplar una obra digna del mejor orfebre. No es inusual que Arambarri pruebe suerte desde lejos y esta vez le cayó un balón botando de esos que invitan a intentarlo. El problema es que estaba a cerca de cuarenta metros de distancia. Minucias para el ‘charrúa’, cuyo fantástico golpeo se ha colado por la escuadra después de que Cillesen llegase a rozar el esférico en un estéril escorzo.

Cinco partidos consecutivos llevaba el Getafe sin marcar y su reconciliación con el gol no ha podido ser más vistosa. Además, llegaba poco antes del descanso y ha sido vitamina pura para los locales, que han vuelto del vestuario con ganas de despachar el trabajo lo más pronto posible. Y ahí estaba, además, Diakhaby para facilitar la tarea.

EXPULSIÓN DE DIAKHABY

El francés, que disponía de toda la ventaja del mundo para dar salida a un balón, no se ha percatado de la cercanía de Maksimovic, que le ha birlado la cartera y ha sido derribado cuando se disponía a encarar el área visitante. El colegiado ha expulsado a Diakhaby y ahí se ha acabado la resistencia del Valencia (50′).

Más que nada porque apenas cinco minutos después Unal prolongaba un balón de cabeza hacia Jaime Mata, que ha cuerpeado dentro del área con Paulista y ha batido a Cillesen por debajo de las piernas.

Era la puntilla porque los de Javi Gracia no estaban para empresas de tanta envergadura. Ni siquiera les ha dado para aguantar el marcador porque cuando el partido se consumía Aleñá ha aprovechado un balón suelto en el área tras un centro del Cucho que ha golpeado en un zaguero visitante para golpear el balón con sutileza y colocarlo lejos del alcance del guardameta.

Era el 3-0 definitivo, aunque el marcador ha podido ser más abultado todavía si un remate de Kubo en el segundo palo no lo hubiera desviado Cillesen lo suficiente para que se estrellase en el palo.

Más allá del 3-0 final, este triunfo supone un reconstituyente de primera magnitud tanto para el Getafe como para Bordalás, cuya figura empezaba a ser seriamente cuestionada y que ha visto cómo por fin su equipo dejaba trazas de aquel conjunto que a estas alturas de la pasada temporada asombraba a media Europa.