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El Hospital Enfermera Isabel Zendal, un hito de la Sanidad pública

COMUNIDAD DE MADRID Foto: D.SINOVA

Ha pasado ya un año, al menos oficialmente, desde que China empezó a colapsar por el coronavirus, que posteriormente puso en jaque y sigue haciéndolo al mundo entero. El 23 de enero de 2020, los chinos comenzaron a construir un hospital en Wuhan, epicentro de la pandemia, que diez días más tarde era una realidad. Aquel centro contaba con módulos prefabricados de una altura de dos pisos, dedicados exclusivamente a la atención de pacientes con Covid-19.

En España pasó algo similar. Concretamente en Madrid. Fue en Ifema donde la Comunidad gobernada por Isabel Díaz Ayuso obró el milagro. Javier Marco, con 39 años de experiencia como médico internista en la Sanidad madrileña, 13 de ellos en el Severo Ochoa de Leganés y también en Fuenlabrada, fue director de aquel hospital, junto al hoy viceconsejero Antonio Zapatero. Como nos cuenta en una entrevista, el hospital de Ifema atendió a 3.800 pacientes de coronavirus, de los cuales, por cierto, solo uno requirió asistencia en quirófano por apendicitis. Fue un alivio para el saturado sistema de salud madrileño.

La primera ola fue un verdadero tsunami en Madrid, que segó vidas humanas de las que aún las cifras oficiales no han dado todo el respeto y honor que se merecen. Pero Madrid aprendió la lección. Fue previsor y se puso manos a la obra para que no se repitiera la situación de hace un año.

Así construyó el Hospital Enfermera Isabel Zendal, dedicado exclusivamente a casos de coronavirus. Como Ifema e incluso más, pues tiene mejor preparación y cuenta con 1.100 profesionales de la salud. El Zendal ha sido el balón de oxígeno para las Urgencias de hospitales como Leganés, Getafe, Alcorcón, Fuenlabrada y, en definitiva, toda la región. Y los resultados están ahí: un auténtico hito de la Sanidad pública, que será valorado como tal por los libros de historia.

El Zendal ha sido el balón de oxígeno para las Urgencias de hospitales como Leganés, Getafe, Alcorcón, Fuenlabrada y, en definitiva, toda la región

Porque desgraciadamente, parte de la sociedad actual, no lo ve así. Es incapaz de dejar a un lado su cainita lucha política y aplaudir una decisión que salva vidas, solo por el hecho de que no han sido ‘los suyos’ quienes los han construido, sino ‘los otros’.

De ahí la constante crítica, el 99% de las veces injustificada, que no hace daño a Isabel Díaz Ayuso y su Gobierno, sino a pacientes y familiares, que desayunan a diario con un atajo de mentiras, en las que los medios de comunicación (hay que hacer autocrítica) pierden el faro de la profesión, y se entregan al matonismo servil de esa política de trincheras. Algo incompresible, pues como el propio Marco nos ha dicho, los medios de comunicación que lo deseen, tienen las puertas abiertas para acceder al recinto y sacar sus propias conclusiones, alejadas de los intereses partidistas.

Solo hagan la prueba. Es fácil. Miren si no, como esos medios que ponen la lupa en el Zendal, y abren portadas porque falta café o un rollo de papel higiénico en el Hospital, miran hacia otro lado cuando el viento se lleva por delante las carpas de 18 millones de euros levantadas por el muy socialista y valenciano Ximo Puig; en la socialista Castilla La Mancha, Emiliano García Page sigue sin usar su nuevo hospital en Toledo, y deriva pacientes Covid a las UCI de Parapléjicos, como denuncian los sindicatos; o en la también muy socialista Extremadura, los manchegos con coronavirus de Badajoz, son tratados en un recinto ferial donde, en condiciones normarles, se celebran ferias de ganado.

Levantado en tiempo récord, en la mayor pandemia que se recuerda en siglos, el Hospital Enfermera Isabel Zendal sería en cualquier país motivo de orgullo, nunca un arma arrojadiza para desgastar a un Gobierno. Solo en una mente enferma de odio y sectarismo cabe criticar la construcción de un recurso sanitario público, en mitad de una crisis de esta envergadura.