Foto: Fundación Canal

La Fundación Canal acoge la exposición itinerante El Muro de Berlín. Un mundo dividido, que hace su primera parada en Madrid, fruto del hermanamiento entre ambas ciudades desde el año 1989, cuando por fin se derribó la sinrazón a la que el comunismo de la Unión Soviética abocó a Europa y, prácticamente, el mundo.

La muestra, que se puede visitar de 10:00 a 22:00 horas salvo los martes, que está cerrada, recoge más de 300 objetos, 20 metros de muro y testimonios inéditos de personas que sufrieron semejante calvario, como una advertencia de hacia dónde conduce el fanatismo político y el poder a cualquier precio.

Herramientas con las que se levantó el muro o que sirvieron para construir escapatorias al mismo, cartas de familias alemanas separadas por esta barrera, fotografías, carteles, ropas, banderas, discos de jazz -prohibidos por el régimen de Alemania oriental- o alambre de espino son algunos de los objetos que pueden encontrarse en esta exposición organizada por Musealia, en colaboración con la Fundación Muro de Berlín y otras 60 prestatarios internacionales, como el Museo de la Paz de Hiroshima o el Archivo de la Stasi, el brazo de espionaje y represión del régimen comunista de la RDA.

Más de 300 objetos y 20 metros del Muro de Berlín recuerdan la división entre el mundo libre y el oprimido por el comunismo, en una exposición que hace su primera parada mundial en Madrid

Precisamente Hiroshima y la primera bomba atómica están también presentes con objetos de víctimas de la explosión en esta exposición que trasciende el muro berlinés para centrarse en la humanidad, como señalaba durante su presentación el director de la Fundación Muro de Berlín, Axel Klausmeier, quien subrayaba el carácter pacifista de la revolución que derribó esta barrera en 1989, algo de lo que, a su juicio, se puede «aprender mucho para el día de hoy».

También la embajadora alemana en España, Maria Margarete Gosse, advertía de que su caída «no fue un milagro», sino el resultado de esa «revolución pacífica» iniciada en plazas e iglesias de la Alemania oriental por gentes que «no sabían cómo iba a terminar», al hilo de lo cual recordaba las 327 muertes documentadas de personas que intentaron cruzar al lado occidental, pero que podrían alcanzar el millar, según señalaba.

Su memoria y la de miles de personas que lucharon por la libertad sigue hoy viva.

Foto: Comunidad de Madrid