El Centro Penitenciario Madrid III Valdemoro es una cárcel de tránsito a la que llegan internos de cualquier sitio, de camino a otros centros penitenciarios, casi siempre hacia el sur. Son presos con historia y condenas muy diferentes, pero siempre es un momento especial. Estos tránsitos tienen lugar los sábados y el protocolo es tan estricto como corresponde a una situación tan delicada como es, en una democracia, el traslado de un penado de una prisión a otra.

Este sábado apareció por Valdemoro el preso más peligroso de España. Podría ser, pero no, un etarra. Y es que esa jauría ha dejado de ser peligrosa porque ahora es un reclamo electoral, y aquellas alimañas hoy se suman a las listas electorales para demostrar a Sánchez lo poco que vale y lo mucho que han ganado. Denigrando a sus víctimas y a la democracia.

El que llegó a Valdemoro es Igor el Ruso, un ex militar serbio, de los serbios que masacraron en Bosnia, también conocido como Norbert Feher, que en Italia mató en 2006, a sangre fría, a varios policías y civiles. Huyó a España y se refugió en Teruel.

La Guardia Civil preparó un dispositivo especial para el traslado del preso de Estremera a Valdemoro

Once años después, sembró el pánico en diciembre de 2017 en Albalate del Arzobispo, donde dejó dos personas malheridas. Y pocos días después asesinaba a tres personas, dos guardias civiles y un vecino.

Igor el Ruso fue detenido, enjuiciado y sentenciado en febrero de 2020 a prisión permanente revisable. Cumple su condena en la cárcel de Estremera, donde ha estado siempre en el Departamento de Aislamiento, porque no se merece otra cosa.

Y el monstruo apareció este sábado en el Centro Penitenciario Madrid III, de camino a Huelva, en un autocar de la Guardia Civil, junto a dos furgones, hacia el Departamento de Ingresos.

Desde el viernes el Centro Penitenciario de Valdemoro estaba en alerta y extremó las medidas de seguridad. Al bajar del autocar de la Guardia Civil lo reciben siete funcionarios de prisiones que ya están preparados y avisados, siguiendo las instrucciones del director y el subdirector de Seguridad, y de la Jefatura de Servicios.

El Centro Penitenciario de Valdemoro no tiene un aislamiento tan moderno como Estremera y, por eso, los funcionarios que trabajan allí lo suplen con profesionalidad como demuestran en cada ingreso. Por ello reclaman desde hace tiempo ser agentes de la autoridad.

Porque los funcionarios de prisiones se enfrentan a situaciones que superan su responsabilidad y que no están respaldadas por las Administraciones Públicas.

Desde CSIF, su delegado Sergio García, reclama más medios, formación, recursos, más seguridad, la condición de agente de la autoridad “y una equiparación salarial justa con los funcionarios de Cataluña que, ganan de media 500 y 600 euros más al mes que en Madrid”, asegura García.