Mooney y Samar, durante el partido de este miércoles (ACB Photo/Alba Pacheco)

Malos tiempos corren para el Urbas Fuenlabrada, al que esta vez ni siquiera le dio resultado jugar delante de sus incondicionales. Acabó sucumbiendo ante Unicaja y lo peor de todo es que su imagen dejó tanto que desear como la ofrecida en sus recientes visitas al Coosur Betis y al Gran Canaria. La consecuencia fue otra abultada derrota (53-73) que sitúa al colectivo fuenlabreño en una más que comprometida situación clasificatoria.

La puesta en escena del ‘Fuenla’ dejó tanto que desear que a la que Unicaja apretó en defensa y encontró la vía para anotar con relativa fluidez las diferencias en el marcador se fueron ensanchando sin remisión hasta el 19-41 del descanso.

Fue tras la pausa cuando compareció otra versión del Urbas, mucho más aguerrida a la hora de defender y acertada a la hora de encarar el aro contrario, con especial protagonismo en este sentido para Meindl (23 puntos y 15 rebotes) y Alexander. Un parcial de 16-2 llegó a situar a los locales a tan solo ocho puntos de distancia (35-43) con tiempo de sobra para remontar.

Pero no hubo manera. Volvieron los errores y falta de energía de los dos primeros cuartos y el Unicaja, muy mejorado con la llegada al banquillo de Ibon Navarro, encontró de nuevo el camino expedito para abrir brecha en el marcador hasta alcanzar una renta final de 20 puntos (53-73).

«HAY VARIOS JUGADORES QUE NO ESTÁN EN SU MEJOR MOMENTO»

Al término del encuentro, Josep María Raventós no escondía lo que parecía obvio. «Llevamos tres partidos que nos pasan por encima, que nos pintan la cara. No estamos en buen momento, ni siquiera nos acercamos a ello», admitía el técnico del Urbas antes de sostener que «en caliente, creo que hay varios jugadores que no están en su mejor momento y que el esfuerzo el equipo lo tiene paralizado».

Raventós confía en que el paréntesis liguero de las próximas semanas «nos venga a favor. Esperemos que a la vuelta, como mínimo, el tema de la intensidad y el esfuerzo esté resuelto. El equipo», subrayó, «tiene que estar a un nivel de intensidad mucho más alto y no caer en depresión cada vez que se falla un tiro».