La historia de una búsqueda y un hallazgo capaz de emocionar al más intolerante

Es una voz que atrapa la de Camila Sosa. Uno puede no saber muy bien al inicio qué es lo que le lleva a pasar página tras página su nueva obra El viaje inútil (Tusquets). Es una lectura, la de la obra de Camila, que se va adentrando en las profundidades del lector sin que sea consciente del motivo. ¿Por qué habría de tocarle una historia que no voy a contar porque ya su punto de partida sería llegar al final? Para algunos, no para todos, pero no querría dar la excusa para que alguien se pierda las letras de Sosa.

Inquieta su escritura, toca, pellizca y hace que nos preguntemos y que las respuestas sean nuevos interrogantes con y en un ejercicio de prosa que ella sabe imperfecto pero que sí rebosa esa espontaneidad que algunos escritores dejan ver en su primera obra. Leemos con avidez esta historia, en la que, esto sí lo puedo contar, hay pobreza, dolor, rupturas, desestructura, identidades rechazadas y búsquedas con consecuencias.

La valentía de esta escritora es bonita y es honesta, y hasta se añoran ciertas páginas que no ha escrito.

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