
Un vecino de Getafe con una discapacidad del 73% y que vive en un 4º lleva 17 meses esperando la licencia para la instalación del ascensor
Hay casos como el que les vamos a detallar a continuación que verdaderamente deberían mover a la reflexión en los tiempos que corren. Tiene que ver con la lentitud de las administraciones a la hora de resolver determinados trámites que se eternizan en el tiempo y que en ocasiones acarrean perjuicios difícilmente cuantificables para quien padece estos retrasos.
Es el caso de Antonio Cívico Gutiérrez, un vecino de Getafe de 67 años de edad y que hace unos días se presentó en la redacción de Al Cabo de la Calle para denunciar su situación y el grado de desesperación al que ha llegado. Tiene un 73% de discapacidad, lo que le ocasiona una evidente falta de movilidad, pero también serios problemas respiratorios. De hecho, en su día tuvo que ser sometido de una traqueotomía, aunque ha pasado varias veces más por quirófano, entre otras cosas a consecuencia de un aneurisma en la aorta.
Pues bien, resulta que Antonio vive en un cuarto piso del número 8 de la calle Travesía de Carabanchel, un edificio con diez viviendas. Ni que decir tiene que para alguien con sus patologías supone una auténtica odisea bajar a la calle, tal y como él mismo relata. “Ha habido ocasiones en las que he tenido que estar casi dos meses sin salir de casa porque me ahogaba y me resultaba literalmente imposible bajar y subir los cuatro pisos”.
«Ha habido ocasiones en las que he tenido que estar casi dos meses sin salir de casa porque me resultaba imposible bajar y subir los cuatro pìsos»
Hace un tiempo empezó a ver la luz al final del túnel cuando la comunidad de propietarios, de la que era presidente, aprobó acometer la instalación de un ascensor en el edificio, para lo cual se procedió a la correspondiente derrama entre los vecinos a fin de elaborar el proyecto.
Dicho plan fue presentado en el registro administrativo del Ayuntamiento el 10 de enero de 2024, concretamente a las 12h:10’:07” según consta en el justificante de presentación de solicitud de la licencia de obras de reestructuración para la instalación del mencionado ascensor. Y a partir de ahí empezó su interminable peregrinar al Consistorio para consultar el estado de la solicitud sin que su perseverancia se haya traducido en una agilización de la tramitación de la licencia. Y van ya 17 meses sin noticias del tema.
Según detalla, su primera visita al Consistorio fue ocho meses después de la solicitud, en septiembre de 2024, y se le respondió que el técnico responsable de valorar las licencias de obra no se encontraba en ese momento, sin especificársele el motivo ni duración de su ausencia.
Tres meses después, el 5 de diciembre de 2024, volvió a presentarse con idéntico resultado, si bien se le ofreció la posibilidad de dejar sus datos para ser informado de futuras actualizaciones. Apenas dos horas después, el técnico en cuestión se ponía en contacto con él y le informaba de que existía un atasco en la revisión de solicitudes y que intentarían agilizarlo en la medida de lo posible.
Su tercera visita a las dependencias municipales se produjo el 14 de febrero de 2025, y en esta ocasión un funcionario le dijo que no era posible dar informaciones individuales a los vecinos. Tras su queja por lo ocurrido, se le dispensó un parte de reclamación que presentó tres días después, el 17 de febrero.
Y la última intentona hasta el momento llegó el pasado 16 de mayo, tres meses después de la anterior ocasión y sin respuesta alguna tanto a su reclamación como a la solicitud de licencia de obra. La contestación esta vez fue que debido a cambios en el personal administrativo se estaban produciendo demoras en los trámites y se negaron a proporcionar información adicional aduciendo que “(el vecino) no es nadie para personarse aquí”.
Así las cosas, y en vista de que su empeño se estrella una y otra vez contra la lentitud de la burocracia, Antonio ha decidido denunciar públicamente su problemática a través de este medio de comunicación después de, según refiere, haber intentado reunirse con algún concejal e incluso con la propia alcaldesa de manera infructuosa. “Yo sé que en Getafe vive mucha gente y seguramente tengan mucho trabajo en el Ayuntamiento, pero tener que esperar tanto tiempo por la licencia para un ascensor me parece fuera de toda lógica”, apunta.
No oculta que, llegado a este punto, “la situación se me hace insoportable y ya no sé a quién acudir”, afirma antes de subrayar que “todos los vecinos del edificio necesitamos ese ascensor, pero en mi caso se me hace totalmente imprescindible porque cada vez me veo más relegado a no poder salir de casa. Son 67 escalones los que me toca subir y bajar y los cuento uno a uno. Los tengo absolutamente grabados en la cabeza porque para mí suponen un esfuerzo casi sobrehumano”, apostilla con la voz entrecortada y un tono de resignación que contrasta con su tenacidad frente a lo que parece a todas luces una injustificable demora.