La Alhóndiga es una olla a presión al borde de la explosión. El barrio, tradicionalmente formado por familias humildes y trabajadores, está en colapso por los problemas de convivencia, que han agotado la paciencia de sus 22.000 vecinos. Familias cansadas que el vecindario se haya convertido en una especie de santuario para los delincuentes y amigos de lo ajeno.

Cerca de 22.000 vecinos viven en un barrio que se siente abandonado por la alcaldesa y su equipo

El desasosiego y el malestar que cunde en La Alhóndiga no es precisamente reciente, como tampoco lo es el sentimiento de indefensión y desamparo que sienten desde el Gobierno municipal de Sara Hernández, que parece que ha abandonado a su suerte a uno de los barrios más castizos de Getafe. Sin ir más lejos, en una carta, el propio Ayuntamiento les negaba a los vecinos problemas de seguridad, tal y como informó Al Cabo de la Calle en su anterior edición.

Así pues, los vecinos están desesperados porque no saben a quién recurrir para que se les escuche y se ponga remedio a los problemas que arrastra el barrio. Contingencias agravadas porque la alcaldesa ha preferido ponerse una venda en los ojos en lugar de coger el toro por los cuernos, remangarse y trabajar para que La Alhóndiga emprenda el futuro con cierto optimismo.

Lo sabe bien una vecina de la calle Alonso de Mendoza, que prefiere guardar el anonimato. En los escritos que ha remitido al Ayuntamiento -a los que ha accedido este periódico- se queja de que “todos los días” tiene gente debajo de su propia casa consumiendo alcohol y causando molestias a todos los que viven ahí. “Ya me han empezado a insultar cada vez que salgo a la calle. Se lo deben pasar muy bien sabiendo que nadie hace nada”, lamenta. Añade, por otro lado, que no entiende por qué no se les multa por el consumo de bebidas alcohólicas en plena vía pública. Conducta que acarrea sanciones económicas para quien las practique.

BOTELLONES

Sus protestas son compartidas por otra vecina de La Alhóndiga, que advierte de que los botellones que se organizan provocan que los jardines y los parques del barrio amanezcan “llenos de latas, botellas, colillas y meadas, aparte de generar ruido con las peleas y el altavoz que traen para escuchar música”.

Con este panorama que relata es prácticamente imposible conciliar el sueño, sobre todo durante las noches del fin de semana, en las que se recrudece aún más esta situación. “Tengo derecho a poder descansar en mi casa, y estas personas campan a sus anchas sin castigo alguno”, abunda en su denuncia esta vecina, que reside en pleno corazón de La Alhóndiga. Sostiene que debajo de su ventana se congregan hasta 30 personas, a las que no les importa lo más mínimo el respeto hacia el vecindario.

El PP de Getafe pide que se elaboren planes orientados a proyectos deportivos y de ocio saludable

Sus quejas las comparte otro vecino al que también le trae por la calle de la amargura los partidillos de fútbol que se improvisan en espacios públicos que no están habilitados para las pachangas. “No respetan nada. Da miedo pasar porque no paran ni el juego. Tendría que haber más vigilancia. A veces llevan petardos y mecheros, y además les entretiene romper bolsas de basura y esparcirlo todo. Parece que están asalvajados y que se entretienen haciendo el mal”, afirma, mientras el barrio entero espera una solución por parte de la administración a todos estos problemas de seguridad.

MÁS PRESENCIA POLICIAL

El único dirigente político que ha recogido las quejas de los vecinos de La Alhóndiga ha sido el presidente del PP de Getafe, Rubén Maireles, que ha propuesto incrementar la presencia de la Policía Local, crear un plan específico de seguridad para el barrio, así como la elaboración de iniciativas orientadas a ofrecer a los vecinos, en especial a los jóvenes, proyectos deportivos y de ocio.

Trabajos de mejora en la iluminación del barrio

“Ningún vecino merece que se orine en el portal de su casa ni que se consuma alcohol y drogas debajo de sus ventanas. Es increíble que aquellos que perturban el descanso en el barrio campen a sus anchas sin que Sara Hernández haga nada”, ha afirmado. El líder del PP de Getafe sostiene que los puntos ‘calientes’, en lo que arrecian las quejas vecinales, se sitúan a lo largo de la calle Alonso de Mendoza, así como en la plaza Rufino Castro y en la de Pedro Cid (antigua Tirso de Molina).

De esta manera, considera Maireles que “con toda la razón del mundo”, La Alhóndiga “se siente abandonado por el PSOE de Sara Hernández, a la que exige que se preocupe más por los problemas de convivencia en el barrio.

MEJORAS EN LA ILUMINACIÓN

Este jueves, el Ayuntamiento de Getafe ha informado de que Iberdrola está acometiendo mejoras en el barrio en materia de iluminación. Así, se está uniendo un tubo de grandes dimensiones a lo largo de un tramo de la calle Estudiantes, que posteriormente atravesará la autovía de Toledo A-42 por debajo.