Los jugadores del Urbas Fuenlabrada festejan la permanencia en Burgos (ACB Photo)

El Baloncesto Fuenlabrada es sin duda un caso único en su especie. Su indómita capacidad de supervivencia en la máxima categoría pese a las estrecheces de su presupuesto van más allá de toda lógica, tal y como se ha puesto de manifiesto por enésima vez en la temporada que acaba de culminar, cuyo agónico desenlace volvió a poner a prueba los corazones de los sufridos seguidores del ‘Fuenla’, y muy especialmente de los 150 que acompañaron al equipo en Burgos.

Allí, en el Coliseum burgalés, escribió el colectivo fuenlabreño otra de esas gestas que merecen figurar por derecho propio entre las páginas más brillantes de su historia. Tenía que ganar fuera de casa frente a un rival directísimo y en uno de los ambientes más potentes de la Liga Endesa. Y lo hizo a lo grande (66-83), pasando por encima de su adversario en un espectacular segundo periodo y con sobresalientes aportaciones de jugadores como Ristic, Meindl o Eyenya, el gran ‘capitán del equipo, que reservó su mejor actuación del curso para el momento más decisivo.

CAPACIDAD DE SUPERVIVENCIA

Pero más allá de la proeza firmada en tierras castellanas, lo que más llama la atención es que el Baloncesto Fuenlabrada ha hecho de su capacidad de supervivencia en la máxima categoría del baloncesto nacional un verdadero estilo de vida, aferrándose con uñas y dientes a una competición que desde luego no sería lo mismo sin su presencia año tras año.

Resulta que la próxima será nada menos que la campaña número 25 del ‘Fuenla’ como equipo de la ACB, una hazaña sin parangón teniendo en cuenta que ese registro lo ha conseguido en los últimos 27 años, ya que únicamente en dos ellos ha faltado a su cita con la segunda mejor competición del mundo (97-98 y 04-05). Ahora encadena 17 cursos consecutivos en la Liga Endesa, que serán 18 tras lo del pasado sábado en Burgos.