Leiva-Monstruos

Suena el teléfono. Es Leiva. Está de gira por todo el Planeta con su último disco: Monstruos. Pero como en la vida es tan importante el trabajo como descansar, le pillo en Formentera, recargando pilas antes de su próxima parada: el sábado 24 de junio en el Festival Cultura Inquieta de Getafe.

El cantautor madrileño es uno de los más reconocidos en nuestro país y sí, también fuera de nuestras fronteras. Su carrera, éxitos y fracasos (más de lo primero que de lo segundo), están ahí y tiene muchas cosas que contar, como así lo demuestra la conversación que mantenemos en un momento de relajación previa a continuar con la gira de Monstruos.

De gira por el mundo con Monstruos, tú último disco, haces parada en Getafe. No en cualquier lugar sino en el Festival Cultura Inquieta. Para un músico ¿qué tiene de especial actuar en festivales y concretamente en éste?

En concreto, el Festival Cultura Inquieta ya es especial por el hecho de compartir cartel con Lichis, una persona que admiro profundamente y con la que he compartido mucho tiempo en carretera, ya desde sus tiempos de La Cabra Mecánica. Y luego participar en festivales te da otra perspectiva. Más allá de lo interesante que es que te vea un montón de público, lo que rescato de los festivales es ese encuentro con los amigos.

¿Estamos ante una segunda juventud de los festivales de música y las nuevas generaciones se han empapado de ellos?

Sí, bueno. Lo que pasa es que creo que ahora los medios de comunicación están poniendo mucha atención con los festivales y más si son independientes. Creo que siempre han estado en auge; siempre han estado vigentes. Pero ahora parece que los medios ponen más interés en ellos.

Leiva-Cultura-Inquieta

Vamos, ya con Monstruos, que sonará en Getafe. Un trabajo donde siempre dices que hablas de tus propios fantasmas. ¿Es el Leiva más personal hasta la fecha?

No sé si es el disco más personal. Sí que considero que es un disco donde he trabajado más los textos que en otros, pero tampoco es un disco donde estoy suscitando todos mis demonios. Llevo toda la vida hablando de mis fantasmas, lo que pasa que a este le he llamado Monstruos y parece que hablo más de ellos que en otros. Pero en realidad llevo toda mi vida hablando de mis propios fantasmas.

¿Cuáles son esos monstruos que te acompañan día a día?

Son muchos y muy normales. Primero el perfeccionismo llevado a un nivel insano, y luego está la aprensión y la hipocondría tipo Woody Allen. Estos son los fantasmas que me acompañan muy, muy, muy a diario.

Y hablando de miedos, ¿no has sentido en algún momento pavor al abrirte a los demás y que vean tus vulnerabilidades?

No creo que mostrar las vulnerabilidades sea un objeto de terror. Es verdad que más que mostrarlas es abrirte demasiado. Pero hay veces que la canción te pone en esa disyuntiva: o te proteges o muestras. Y hay veces que mis canciones me demandan contar mis cosas. Yo no tengo la literatura que tiene Joaquín Sabina, que es capaz de inventarse vidas y yo tengo que mirar dentro de mí. Así que suelo contar más cosas de las que quisiera sobre mi.

Hablando de Sabina, ¿qué tal la colaboración?

Hemos hecho unas canciones juntos del disco, sí. Llevamos ahí muchos meses trabajando mano a mano. Ha sido un episodio inolvidable. He aprendido mucho y nos hemos reído mucho. Tenemos un disco del que estamos muy orgullosos.

Dos grandes letristas juntos. Tengo que preguntarte, ¿cuán importante es que un cantante escriba sus propias letras?

Bueno es que para mi es lo mínimo. No es reseñable que alguien escriba sus propios textos y componga sus propias canciones. Me parece un dato que debería ser así. Lo que es reseñable es el que no lo hace. Yo creo que cuando se dice: “no, él hace y escribe sus propias canciones”, se dice como algo heroico ¡Y creo que es lo mínimo! No creo que haya nada extraño en ello.

Y en esa escala, ¿qué importancia tiene que la letra sea real y hable de realidades?
Es tan sencillo como que para conectar con la gente, tienen que verse en las canciones. Yo soy consumidor de música. Soy fan de un montón de gente. Tengo que verme en las canciones de los demás para conectar con ellas. Las canciones, cuando no son de verdad, cantan mucho. Las canciones tienen que tener un aroma de algo verdadero y algo tuyo, sino enseguida pasan de caducidad. Se consumen rápido pero no permanecen. Creo que siempre tiene que haber alma y verdad. Estas son las dos cosas importantes. Luego ya vienen la producción, la afinación, la interpretación… Pero si no hay alma, no hay canción.

Antes te preguntaba por la segunda juventud de los festivales. Coincide también en el tiempo con el boom de los programas de música que buscan (teóricamente talentos). Si te lo ofrecieran, ¿colaborarías con estos formatos o tu forma de ver la música lo impide?

Bueno a mí me ofrecieron participar en un programa de esos que te das la vuelta en la silla y opinas. Muy amablemente les dije que no era para mí ese camino y no quería ni escuchar la cifra que me proponían. No creo en esos programas, en su filosofía, su historia. No me parece que estén contando algo interesante a un chaval joven. Creo que tienen más que ver con el reality que con la música (hace una pausa) A día de hoy, si me lo puedo permitir, nunca participaría en un programa así, porque no tienen nada que ver conmigo.

Siguiendo tu bagaje y como hemos hablado, cuidas las letras, su contenido y lo que transmites. Por lo menos ofreces cosas distintas en un tiempo donde la originalidad está de capa caída. Pero al mismo tiempo Leiva tiene una imagen propia que me gustaría saber si es parte de ese cuidado.

No hombre (sonríe). Todo el mundo tiene una imagen, una manera de salir a la calle y enfrentarse al mundo con su propio estilo. Yo desde que soy chaval siempre me fijé en las bandas que me gustaban de los 70 y nos vestíamos como ellos y de forma natural se ha ido forjando lo que se dice una imagen. Pero vamos, la imagen que se ve tiene que ver mucho conmigo y mi persona, no es algo que se haya diseñado (ríe). Me gusta pensar que mi música hubiese trascendido igual si vistiera una trenza azul o chándal. Creo que la gente conecta conmigo por mis canciones, no por mi sombrero (sonríe).

Voy acabando, pero me gustaría saber que hay más allá de monstruos y música en ese día a día de Leiva.

Ahora mismo me pillas en Formentera, con cuatro amigos. Nos vamos por la montaña  a andar. A mí lo que me hace bien realmente fuera de la música es estar en la montaña. Ese es mi lugar, es lo que me llena y me divierte; subir picos y andar por la montaña. Es mi otra gran pasión.

La última pregunta es casi obligatoria. Viniendo de un grupo como Pereza, que movió a mucha gente durante su existencia ¿Habrá regreso o hay caminos que mejor no volver a recorrerlos?

Pereza no va a volver. Pereza acabó hace muchos años y no tengo ninguna intención de retomarlo. Forma parte del pasado. Le tengo, eso sí, un cariño brutal, tanto a Pereza como a Rubén y todo lo que hicimos, pero estoy ahora mismo en las Antípodas. No tiene sentido para mí. Si algún día se da, será de forma natural, porque no soy adivino y el futuro nunca se sabe. Pero no tiene ninguna pinta. Yo creo que, además, tanto Rubén como yo hemos crecido muchísimo por separado. Y Pereza para mi está totalmente acabado.