Era la primera vez que se adelantaban elecciones en la Comunidad de Madrid. Isabel Díaz Ayuso se anticipó a una posible moción de censura de la izquierda con Ciudadanos, y convocó unas elecciones para este 4 de mayo en las que ha acabado arrasando.

Con el 99% del voto escrutado, la lista del PP encabezada por Isabel Díaz Ayuso lograba 65 diputados, a solo cuatro de la mayoría absoluta. Por detrás y casi al doble de distancia, Más Madrid, que conseguía el anhelado sorpasso al PSOE, al menos en votos, pues ambas formaciones empataban a 24 diputados.

La cuarta fuerza, VOX, superaba su suelo de 2019 y lograba 13 escaños. Tanto Abascal como Monasterio daban por “buenos” los resultados y avanzaban su apoyo “indiscutible” a la investidura de Ayuso.

Y por detrás Unidas Podemos, con un Pablo Iglesias que solo obtenía 10 representantes, tres más que los conseguidos por Isa Serra en 2019. El varapalo fue tal, que el propio Iglesias anunciaba a última hora de la noche del 4 de mayo, que dejaba todos los cargos en su partido, la política institucional y ni siquiera recogería su acta de diputado.

Unas elecciones autonómicas en clave nacional, que dejan también el batacazo histórico de Ciudadanos, que de tener 26 diputados, desaparece de la Asamblea de Madrid, no llegando ni al 4% de los votos.

Ayuso ha pasado en dos años de liderar el peor resultado de la historia de los populares en Madrid, con el 22,23% de los votos en la pasada legislatura, a cosechar uno de los mayores triunfos con el 44,73% del respaldo de los madrileños. Bofetada de realidad a Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno, que bajó al ‘barro’ de la campaña electoral con un mitin en zona confinada de Getafe. Ni por esas.

Ayuso no logra, pero se acerca, a las mayorías absolutas logradas por Alberto Ruiz Gallardón en 1995 y 1999, y por Esperanza Aguirre en octubre de 2003, tras la repetición electoral por el ‘tamayazo’, así como en 2007 y 2011.

«TRIUNFO» DE LA LIBERTAD»

“La libertad ha triunfado nuevamente en Madrid. Gracias”, decía una Ayuso emocionada desde el balcón de la calle Génova, sede del PP. La presidenta madrileña recordaba con lágrimas en los ojos a los muertos por la Covid-19, a sus familiares y la gente arruinada por la crisis.

“Han sido los años más difíciles, pero jamás habíamos estado los madrileños y españoles más unidos. Vamos a seguir con libertad, con concordia y vamos a gobernar para todos. Que esa forma de gobernar con opulencia e hipocresía desde La Moncloa tiene los días contados”, exponía Ayuso, acompañada de un exultante Pablo Casado, que se apuntaba al carro de la presidenta.

“El ‘Sanchismo’ no entra en Madrid”, e insistía en enarbolar la bandera de la libertad. “La libertad implica que se puede empezar una y otra vez de cero, dar oportunidad a los jóvenes. Nos lo querían quitar y no han podido. Vamos a ser libres porque Madrid va a seguir trabajando, peleando y demostrando pasión por la vida”, continuaba la presidenta, que sentenciaba que empezaba una “nueva etapa” para hacer “muchas cosas que antes no podía”, en referencia a su exsocio, Ignacio Aguado.