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Malas Calles

En 1973, Martin Scorsese y Robert De Niro iniciaron su prolífica colaboración cinematográfica con un peliculón como Malas Calles. Pocos como Scorsese para retratar los bajos fondos de una gran ciudad, donde reina el pillaje, la extorsión y el crimen organizado; deambulan jóvenes sin futuro; y los lugareños apenas pueden circular por miedo a ser atracados. El panorama no puede ser más desolador, y el final: crónica de una muerte anunciada.

Con menos arte, esas Malas Calles que retrataba el genio neoyorquino las tenemos aquí mismo, en cualquier gran ciudad del sur de Madrid. Véanse si no los datos del Ministerio del Interior, que reflejan un crecimiento de la criminalidad en el primer semestre de 2021.

Y no son tanto las cifras oficiales, o que en 2020 nos encerrarán en nuestros domicilios, en una suerte de prisión preventiva inconstitucional. Más bien es ese intangible que ya advertimos en estas líneas; esa vulnerabilidad ante la violencia callejera y un deriva social que nos deja indefensos.