Hace varias semanas, la alcaldesa de Getafe, Sara Hernández, presentaba a bombo y platillo el denominado ‘Plan especial del Hospitalillo’. Es su proyecto de referencia para esta segunda legislatura al frente del Gobierno local getafense. Sin embargo, resulta curioso que se atreva a lanzar un objetivo de tal calibre cuando todavía tiene empantanado el reto ‘estrella’ de su primer mandato, las obras del nuevo polideportivo de San Isidro.

Hace ahora seis años, una de las grandes promesas electorales de quien sería elegida alcaldesa en mayo de 2015 fue la recuperación de este emblemático espacio deportivo, cerrado a cal y canto desde 2012 y que nueve años más tarde presenta un desolador aspecto, tal y como puede apreciarse en las imágenes que acompañan esta información y que han sido tomadas en los últimos días.

Cierto es que ya en la etapa del anterior alcalde, Juan Soler (2011-2015), se saldaron con sendos fracasos sus intentos de edificar un nuevo complejo a través de una concesión privada, ya que los dos concursos públicos que promovió acabaron desiertos y las instalaciones siguieron su lento pero progresivo deterioro, aunque lo que ha venido después ha sido una desesperante sucesión de errores y promesas incumplidas.

RECOGIDA DE FIRMAS EN 2014 PARA EXIGIR SU REAPERTURA

Habrá quien no lo recuerde, pero no deja de llamar la atención que en octubre de 2014, la entonces secretaria general del PSOE de Getafe, -sí, Sara Hernández-, promoviese una campaña de recogida de firmas en varias mesas instaladas a tal efecto para exigir la inmediata reapertura del polideportivo en las condiciones anteriores a su cierre.

Apenas siete meses después, logró su primer triunfo en las urnas y no tardó en airear a los cuatro vientos los ambiciosos planes que manejaba para levantar un nuevo complejo deportivo en San Isidro, por supuesto con gestión municipal. De hecho, en marzo de 2016 presentó el borrador del proyecto en una multitudinaria asamblea vecinal celebrada en el centro cívico de San Isidro. En dicho acto, Hernández llegó a señalar que “el nuevo polideportivo empieza a tomar forma y poco a poco se convertirá en un referente de la ciudad y lugar de encuentro y celebración de éxitos para el deporte getafense”. Un lustro después de ese mensaje, logros del deporte getafense ha habido en abundancia, pero los festejos no han tenido precisamente como escenario lo que hoy en día sigue siendo un erial indecoroso.

Cronológicamente hablando, en septiembre de 2017 se procedió a la demolición de los dos pabellones cubiertos que tanto habían acusado su edad. Era el paso previo para el inicio de las obras del nuevo polideportivo, que en su primera fase incluía, entre otras cosas, un complejo acuático, salas polivalentes, zona de transición con el parque de San Isidro y un aparcamiento. Las otras dos fases conllevarían otra serie de actuaciones siendo posiblemente la más emblemática de todas un pabellón cubierto con capacidad para 2.500 espectadores.

Entre unas cosas y otras, sin embargo, las obras no arrancaron hasta septiembre de 2019. El retraso con respecto a las previsiones era manifiesto, pero por fin empezaba a verse la luz. En noviembre llegó el primer parón de los trabajos debido a la rotura de una tubería, si bien en diciembre pudieron reanudarse con cierta normalidad. Sin embargo, a comienzos de verano el parón resultó ya definitivo debido a los problemas económicos de la empresa adjudicataria.

En octubre de 2020, el Ayuntamiento decidió resolver el contrato firmado en su día por los incumplimientos de la constructora, pero los pleitos entre las partes se han venido sucediendo durante los últimos meses. Lo último es que hace apenas unos días la Junta de Gobierno local aprobó una nueva licitación para reanudar las obras de la primera fase. Cuenta para ello con un gasto autorizado de cerca de cinco millones de euros y el plazo de ejecución vuelve a ser de once meses.

En resumidas cuentas, ésta es la historia de uno de los mayores ‘fiascos’, por no decir el mayor, de Sara Hernández al frente del Ayuntamiento de Getafe. A punto de cumplir seis años de gestión como alcaldesa, la inmensa superficie del antiguo polideportivo presenta un aspecto descorazonador y su proyecto ‘estrella’ para el deporte getafense va camino de competir en duración con la construcción del Monasterio de El Escorial para desesperación de unos vecinos, los de la zona Centro-San Isidro, que llevan una década sufriendo la incompetencia de sus gobernantes y teniendo que emigrar a otros barrios para poder practicar su deporte favorito.