Domingos Duarte y Lewandowski pugnan por un balón (foto: Getafe CF)

La 29ª jornada se presentaba tremendamente complicada para el Getafe, pero al final resultó de lo más fructífera para sus intereses. Por un lado, porque sumó un punto de oro frente al Barcelona. Y por otro, porque hasta cuatro rivales directos en la lucha por la permanencia (Espanyol, Valencia, Almería y Cádiz) cedieron en sus respectivos compromisos.

La consecuencia es que el equipo azulón ha visto ampliada su distancia con los puestos de descenso a cuatro puntos cuando restan 27 por disputar. Cierto es que todavía tiene mucho trabajo por delante para sellar su continuidad en la máxima categoría, pero las sensaciones que transmite de un tiempo a esta parte no tienen nada que ver con las de la primera vuelta.

Ante el Barça volvió a mostrarse como un equipo tremendamente rocoso en tareas defensivas y que apenas concedió ocasiones a los de Xavi, que disfrutaron de las más claras en la primera mitad con un doble remate al palo de Rapinha primero y Balde de después y un cabezazo de Lewandowski que desbarató Soria. Los de Quique, por su parte, tuvieron la más clara tras un rápido contragolpe en los últimos instantes del duelo que finalizó con un remate de Borja Mayoral rozando el palo.

Los principales argumentos sobre los que se asienta la reacción del Getafe en la segunda vuelta son dos. La mejoría defensiva de un tiempo a esta parte es más que evidente, habiendo dejado su portería a cero en tres de los últimos cuatro compromisos. Y luego está su fiabilidad en el Coliseum, donde encadena cinco compromisos consecutivos son perder, con tres triunfos y dos empates en un momento decisivo de la temporada.

LLENO EN EL COLISEUM

Ese incremento de las prestaciones como local está teniendo una incidencia directa en el mayor respaldo de sus incondicionales, que cada vez acuden en mayor número al estadio y este pasado domingo llegaron a colgar el cartel de ‘no hay billetes’ creando un sensacional ambiente en las gradas.

El meritorio empate frente al líder conlleva además un efecto muy positivo a nivel anímico, tal y como subrayaba Quique a la conclusión del encuentro al comentar que «anímicamente este punto nos viene muy bien. Ahora vendrán nueve finales y vamos a intentar seguir creciendo. Son partidos en los que ya no hay vuelta atrás y nos toca dar un paso adelante», recalcaba el técnico azulón.