Salomón Aguado lee El Quijote

Hay un alcalde en la Comunidad de Madrid que se ha convertido en un verso suelto, aquella cosa de Alberto Ruiz Gallardón, que tan Gallardón y tan Alberto se consideró a si mismo en el PP y acabó casi en nada.

Es un alcalde más pepero que Ayuso y que los que la rodean. Pero que ha decidido que su pueblo antes que su partido y que se está revelando como la mosquita cojonera (que a mosca no llega todavía pero es cuestión de esperar) y no se corta con las consejerías y las mancomunidades y ahí se explica si le preguntan, y es más de la presidenta que Alfonso Serrano y se cisca en Sánchez, pero que no le toquen el puto vertedero que se mosquea.

Es el alcalde de Pinto, Salomón Aguado, que gobierna con un ex del PP que se convirtió a la cosa muncipalista cuando perdía todas sus opciones y que formó una cosa vecinal e independiente que nadie se creía pero que acabó siendo la llave y la conciencia.

Salomón, con ese nombre tan recio, se enfrenta a su reina (que eso acaba siendo la Ayuso en el viejo PP de Madrid) y le pone delante el puto vertedero, que ya está bien de aguantar la mierda de media región porque la otra se la comen en Vaciamadrid.

Y le dice a los de la Consejería de Sanidad lo de los centros de salud, que no es solo en Pinto o en Valdemoro, que a ver si espabila esa consejera tan maja, pero que la Atención Primaria es un puto desastre, dicho finamente.

Y por no decir de esas Cercanías asquerosas, que nos joden y nos joden, y que dependen de un tipo como Óscar Puente.

Pero es que parece que a este alcalde no le importa ni le importuna tener que ir a reclamar a Sol, lo cual que le hace un alcalde de sus vecinos, lo que, a fin de cuentas, es de lo que se trata.

Y tiene enfrente Salomón en su municipio a algunos tan guapos como Juan Diego, uno que fue buen alcalde y un mejor vecino; o Elena Ancos, una persona tan seria y tan decente; los mejores enfrente.

Y él sabrá, pero tendrá que seguir así para que los vecinos le crean y confíen.

Puede que sea Salomón, o los vecinos, o ese Sur de Madrid que tan jodido lo tiene. Pero vamos a ver si de una vez, y por fin, conseguimos que alguien nos haga caso, por unas cosas o por otras, y vengamos avanzando.

A ver si Salomón, ese verso suelto.