La editorial Bolchiro ha recopilado la memoria periodística de José Zorrilla, el padre (entre otras) de Don Juan Tenorio, en el libro Recuerdos del tiempo viejo, que cuenta con el prólogo del dramaturgo José Luis Alonso de Santos, donde da testimonio de su ajetreada vida, ofreciendo también un panorama excepcional del siglo XIX.

La obra se presentó en sociedad la semana pasada en Cultura Commodore, donde el prologuista estuvo acompañado del actor Ernesto Arias, que leyó algunos fragmentos de la obra, y de Liz Perales, editora de Bolchiro y responsable de la revisión del texto, que también incluye notas y grabados de la época.

En estas memorias recopiladas, el poeta romántico recoge episodios políticos, culturales y sociales relevantes de su época, junto con otros en los que es mero espectador o fabulador de estos. Con su publicación vuelve a las librerías esta rareza bibliográfica de la literatura española del siglo XIX, ausente de ellas hace lustros.

En ellas, Zorrilla se nos revela como un hombre solitario, contradictorio, ferozmente autocrítico, pero con gran sentido del humor y de trato amistoso; y, además, como un hombre de empresas imposibles, cosmopolita y con una vida aventurera que discurre por Europa y América.

En ocasiones es protagonista en estos artículos de episodios políticos, culturales y sociales relevantes de su época, mientras otras se comporta como mero espectador o fabulador de estos. Estas memorias son la obra fundamental del último periodo literario de Zorrilla: las escribe cuando contaba 64 años y forzado por la necesidad.

El poeta romántico todavía mantenía intacta su gran popularidad, a pesar de que era consciente de que su tiempo había pasado. Escritas en una excelente prosa, según opinión de algunos expertos, las memorias van de 1840 a 1866 y recogen desde sus vivencias en el ambiente teatral madrileño, a sus viajes a Francia, Cuba y México, donde el emperador Maximiliano le nombró director del Teatro Nacional.

Zorrilla comenzó a publicar por entregas una serie de artículos en prosa en ‘Los Lunes de El Imparcial’; a partir de 1879 bajo el título Recuerdos del tiempo viejo. El interés suscitado por los lectores hizo que los reuniera en un primer volumen que apareció por primera vez en Barcelona (en 1880, impreso por Sucesores de Ramírez y Compañía), y al que le sucedió un segundo que ya se imprimió en Madrid (en 1882, por Tipografía Gutenberg).

Ahora todo vuelve a recopilarse en una obra excepcional, ya disponible en librerías.