Lo que se proyectó como el principal foro para el entrenamiento del desarrollo personal de Europa comenzó como el rosario de la aurora el segundo día de actividades. Como si se tratase de un concierto de rock, la gente se apostó desde primeras horas de la mañana frente a las puertas de la plaza, esperando para poder escuchar las enseñanzas de 16 entrenadores personales de la mente, algunos de ellos los más cualificados del mundo.

Más de dos mil personas acabarían protestando durante tres horas antes las puertas de la plaza de toros de La Cubierta después de que la organización decidiera no abrirlas, debido a los problemas económicos que mantenía con algunos de los proveedores del acto.

Mientras unos protestaban a las puertas del recinto, algunos de los ponentes dirigieron la palabra a los concentrados y otros aprovecharon la espera para hacer meditación y yoga. Todo un espectáculo increíble para un lugar tan singular como La Cubierta.

Al final, se tuvo que pasar el cepillo entre los seguidores de los principales gurús del ‘coaching’ y pudo celebrarse este curioso cónclave del conocimiento personal y del desarrollo de la energía interna para conseguir los objetivos personales.

A pesar de ello, muchos de los asistentes decidieron poner la correspondiente denuncia ante la empresa responsable de esta feria que atrajo a los incondicionales seguidores de los autores más reconocidos en el mundo del ‘coaching’ y el conocimiento espiritual de la persona.

El organizador del evento, Antonio Moll, reconoció tras los problemas ocurridos en el certamen sentirse muy triste “porque la gente cree que me he quedado con el dinero y no es verdad”. Algunos de los presentes se quejaban de la “falta de responsabilidad que había mostrado la organización”.

TRASLADO

La organización de este evento, denominado Being One, había comenzado con muy mal pie muchos días antes. En un principio se iba a realizar en el pabellón Madrid Arena de la madrileña Casa de Campo, pero las desavenencias entre Madrid Destiny, sociedad gestora del recinto, con los responsables del foro del conocimiento personal, hizo que al final se trasladase a Leganés. También tuvieron sus más y sus menos con el sindicato de enfermería SATSE por el personal que se debía encargar de velar ante cualquier incidencia médica.

Ya el primer día de la feria se generó cierta insatisfacción entre los primeros asistentes debido principalmente también al retraso en la apertura de puertas, el excesivo frío que se padecía en el recinto y los problemas con el sonido.

‘CONVERSACIONES CON DIOS’ Y ‘EL MONJE QUE VENDIÓ SU FERRARI’

Personas venidas de todos los confines de España -muchos en autobuses-, y de varios países europeos se dieron cita en esta feria que tenía unos precios que para un neófito en la materia eran totalmente desorbitantes. Hasta 790 euros llegaba a costar la entrada más cara, aunque se podía seguir por Internet por un precio  más módico que rondaba los ochenta euros.

‘Being One’ se publicitó como un evento único en Europa donde se daban cita los autores de crecimiento espiritual más relevantes del mundo. Se trataba, según los organizadores, de una oportunidad perfecta para conocer gente con inquietudes y a líderes espirituales de renombre internacional. El objetivo de la cita era que el público pudiera crecer interiormente a través de las enseñanzas de estos “gurús”.

Entre las figuras del pensamiento que dejaron su impronta en La Cubierta estuvieron Neale Donald Walsch (autor del best seller ‘Conversaciones con Dios’) o Robin Sharma, considerado el segundo mejor experto en liderazgo del mundo y autor del libro ‘El monje que vendió su Ferrari’. Su empresa de ‘coaching’ tiene como clientes a grandes multinacionales y universidades.

A pesar de todas las dificultades que rodearon la celebración del evento, las estrellas de la feria no defraudaron. Por ejemplo, el autor de “Conversaciones con Dios” consiguió el unánime beneplácito de los asistentes a su conferencia. “Ha estado estupendo y genial”, declaraba una mujer ensimismada con la charla de este autor estadounidense, asegurando que “el año que viene iré a Italia a verle de nuevo”.