La realidad es tozuda. No consiste en creer o dejar de creer; es tangible, palpable. Es lo que es. No hay maquillaje que tape la realidad. “La única verdad es la realidad”, decía Aristóteles. Para el escritor Phillip K. Dick, “la realidad es aquello que, incluso aunque dejes de creer en ello, sigue existiendo y no desaparece; mientras que Isaac Asimov alegaba que “negar un hecho es lo más fácil del mundo. Mucha gente lo hace, pero el hecho sigue siendo un hecho”.

Sirvan estas tres citas para conocer el sentido de la realidad y lo que ocurre cuando alguien con mando en plaza vive ajeno a ello: que se lo lleva por delante. Desgraciadamente, las consecuencias las padecen otros, no quienes toman las decisiones.

Eso sucede en Alcorcón, una ciudad que ha pasado de ser la más segura de la Comunidad de Madrid en los tiempos del Gobierno de David Pérez 2011/2019, a ser la localidad donde más crece la criminalidad en el Sur de Madrid, durante el Gobierno de PSOE y Podemos. Un Ejecutivo que hasta el final ha estado presidido por una alcaldesa condenada a cinco años de inhabilitación “para gestionar y administrar bienes ajenos públicos y privados”, por “graves y constantes irregularidades contables” en la empresa pública de vivienda. Tiempos evidentemente oscuros que concluyen con el demoledor dato hecho público por el Ministerio del Interior.

Y es que, atendiendo a datos oficiales, estadísticas del propio Gobierno central, del mismo signo político que el municipal, entre 2019 y 2022 la criminalidad ha subido en Alcorcón un 13,6%. En el último año, entre 2021 y 2022, ese aumento ha sido del 11%. Esto debería sonrojar a cualquier gestor que tuviera un mínimo de decencia, pero esto entendemos que es como predicar en el desierto.

La gestión de la Seguridad hecha por el PSOE en estos cuatro años es manifiestamente mala; se puede decir que hasta nefasta. Las comparaciones son odiosas, pero mientras en Alcorcón las infracciones penales no han parado de crecer, en municipios limítrofes como Fuenlabrada han descendido. Síntoma más que evidente para que alguien del Gobierno municipal tomara cartas en el asunto. Por lo menos, dimitir.

Sin embargo, entre sus señorías alfareras, eso suena a ruso. Tal es así, que el concejal de Seguridad repite en la lista de la socialista Candelaria Testa, actual portavoz del Gobierno más inútil y estéril contra la delincuencia. Lo que pone de manifiesto que Alcorcón necesita urgentemente un cambio de políticas, como ocurrió en 2011.

Por aquel entonces, la ruina económica fue devastadora y en ocho años de Gobierno popular se pudo mantener el timón entre tanta zozobra. Los datos de criminalidad se mejoraron, pero en 2019 se perdió la senda. Es hora de volver al camino, de recuperar aquellas políticas que garantizaban una ciudad segura. Y eso significa abandonar la izquierda y virar a la derecha el 28 de mayo.