
El Alcorcón paga caras sus concesiones defensivas y vuelve a caer a posiciones de descenso
Nada, no hay manera. El Alcorcón aspiraba este pasado fin de semana a dar continuidad a su victoria en el derbi frente al Fuenlabrada y encadenar por vez primera en lo que va de temporada dos triunfos consecutivos, pero sus aficionados tendrán que seguir esperando porque el conjunto alfarero dio la de arena en su visita a Majadahonda y cayó derrotado frente al Atlético de Madrid B (2-1).
La consecuencia de este nuevo tropiezo es que cae de nuevo a puestos de descenso a Segunda RFEF, situación que no por repetida deja de resultar traumática para un colectivo que aspiraba a meterse de manera decidida entre los candidatos al ascenso.
Cierto es que los de Pablo Álvarez quizá merecieron mejor suerte tanto por juego como por ocasiones frente al filial rojiblanco, pero la realidad es la que es y salió de vacío, entre otras cosas, porque nada más marcar el gol del empate a falta de diez minutos para el final veía como le hacían el 2-1 definitivo prácticamente en la siguiente acción. “Son cosas imperdonables. Que empates en el 80’ y en la jugada posterior al saque de centro encajemos gol es algo que tiene difícil explicación y que ya nos ha pasado varias veces esta temporada”, admitía abiertamente Álvarez a la conclusión del encuentro.
Y es que la gran asignatura pendiente del Alcorcón en lo que va de curso es la fragilidad de su retaguardia, que a día de hoy es la más vulnerable de la competición con 34 goles encajados en 21 jornadas, lo que se traduce en un promedio de 1,6 goles por partido difícilmente soportable. De hecho, solo el Marbella, que marcha 18º (33) y el colista Intercity (32) superan también la treintena de goles recibidos a estas alturas.
Ese lastre defensivo penaliza la mejoría de un colectivo que, según su entrenador, “sigue dando pasos hacia delante. Tenemos la sensación de que controlamos mucho más los partidos que antes”, afirmaba su entrenador que, no obstante, reconocía sin disimulo que “encajando una media de casi dos goles por partido resulta todo mucho más complicado”.