La atleta fuenlabreña Aauri Bokesa, tres veces olímpica, anuncia su retirada de la competición

La deportista internacional Aauri Bokesa, originaria de Fuenlabrada, ha anunciado a través de su cuenta de Instagram su retirada de las pistas tras una carrera profesional de veinte años que arrancó como jugadora de baloncesto profesional y continuó como atleta de élite.

En 2004 Bokesa vivió su primera internacionalidad en categorías menores como jugadora de baloncesto consiguiendo el Campeonato de Europa en dos ocasiones. En 2008 decidió dar un cambio radical en su carrera deportiva compaginando el baloncesto con el atletismo profesional durante dos años y tardando tan solo un año en ganar un Campeonato de España.

A partir de  2010 su carrera se centró en el atletismo y a partir de ese momento la atleta fue hasta tres veces olímpica, siendo capitana del equipo de atletismo en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y múltiple campeona de España en 400 metros.

La velocista ha compaginado su vida de deportista de élite a la vez que su profesión como trabajadora social liderando “Deporte para la vida”, un proyecto de educación de valores a través del deporte para niños y niñas que están en centros de acogimiento residencial.

Aunque ahora anuncia su retirada de las competiciones profesionales, Bokesa tiene claro que seguirá ligada al deporte a través de su proyecto y con el objetivo de seguir transmitiendo sus valores.

Desde el Ayuntamiento de Fuenlabrada, que le hizo entrega de la Medalla de la Ciudad en 2015, le han mostrado su agradecimiento y le han deseado lo mejor en sus nuevos proyectos. “Fuenlabrada está en deuda contigo por ser la primera fuenlabreña que ha representado a nuestro país en unas olimpiadas, gesta que has repetido en dos ocasiones más”, ha destacado el alcalde, Javier Ayala.

CARTA DE DESPEDIDA

Una vez anunciada su retirada de la competición, la deportista ha publicada una carta de despedida a través de sus redes sociales que a continuación reproducimos;

“No es un adiós, ni un hasta luego, sino un hasta siempre y para siempre.
Los últimos cuatro años he estado hablando mucho sobre mi retirada, bromeando con: «mira, yo ya me retiro, que no puedo más». Pero, cuando ha llegado el momento, me he dado cuenta de que retirarse es mucho más complejo de lo que parece y uno espera. Es algo que no entenderás, por mucho que te cuenten, hasta que estés ahí.

Hoy me retiro del deporte de alto nivel: del baloncesto (aunque hace más de 14 años que no juego) y del atletismo (el deporte con el que me crucé en mi juventud). Me encantaría estar escribiendo unas líneas súper bonitas sobre lo satisfecha que estoy por los éxitos conseguidos. Pero seamos honestos. El deporte de élite no es solo subirse a pódiums y conseguir campeonatos y marcas, y los deportistas no somos superhéroes que lo aguantamos todo. Para dedicarse en cuerpo y alma como lo hacemos, tienes que renunciar a muchos momentos, lidiar con situaciones de estrés, frustración, decepción, con injusticias que están fuera de tu control, con dolores, lesiones, incomprensión, y un largo etcétera, solo para que de vez en cuando llegue una marca o un buen resultado que te haga olvidar momentáneamente lo difícil que es y te cargue de energía y de motivación para seguir.

A pesar de todo, tengo que decir que me retiro orgullosa y feliz. Con una felicidad que nada tiene que ver con mis logros internacionales, ni las medallas, ni los Juegos Olímpicos. Me retiro feliz porque durante el camino he vivido experiencias increíbles con personas extraordinarias.

Me enamoré del baloncesto a la vez que me enamoraba de mi ciudad, Fuenlabrada, jugando en las canchas con mi hermano y mis primos. En su escuela de baloncesto, estuve acompañada de grandes entrenadores como Nino, Rafa, Miguel y Aurora.

Jugué en el Estu en Liga Femenina, la máxima categoría del baloncesto español, y en la selección española de categorías inferiores, con mis mejores amigas. No os podéis imaginar lo que supone ser profesional y compartirlo con personas a las que quieres y con las que te ríes y te entiendes a la perfección (Vita, Maru, Lau, Tami, Amaya, Ire, Sandra, Lucía, Iru, me habéis hecho tan feliz durante tantos años…). Ángel Goñi fue mi referente como entrenador, siempre haciendo hincapié en que fuéramos buenas personas, invitándonos a leer y estudiar mucho y a que viéramos más allá del deporte. Para él, Aauri era mil veces más importante que la Aauri deportista.

En la Blume, tuve un grupo de entrenamiento excepcional, y en esa primera etapa como atleta, conocí a personas como July, Bego, Mark, Xisco, Elian, Darwin, Estela, Igor, Samu y un largo etcétera de compañeros y amigos. Fue también en la Blume, donde conocí a mi compañero de vida, Pedro, quien también ha sido un pilar fundamental en mi carrera deportiva. Sin él, muchos de mis logros no hubieran sido posibles.

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