‘La Desértica’, un reto brutal que lleva al límite a sus más de 7.000 participantes y simboliza el éxito que vive el ultrafondo
No resulta sencillo argumentar los motivos por los que alguien puede apuntarse a una carrera como La Desértica de Almería en la que vas a tener que recorrer a pie 72 kilómetros en menos de 16 horas (ó 110 en bicicleta de montaña) atravesando el desierto almeriense en pleno mes de octubre. Pero algo tiene que tener la emblemática prueba que organiza el Club Deportivo La Desértica -creado en el seno del Tercio D. Juan de Austria 3º de La Legión-, cuando más de 7.000 deportistas-aventureros tomaron la salida repartidos entre las distintas modalidades programadas.

Seguramente tenga mucho que ver ese afán de llevar al cuerpo al límite que ha desembocado en el creciente éxito de las pruebas de ultrafondo, cada vez más exigentes. Pero en el caso de La Desértica, el secreto de su éxito tiene que ver con muchas más cosas que la han convertido en un auténtico referente conforme iba desgranando ediciones. Y son ya siete.
Para empezar, pocas carreras de resistencia ofrecen la tortuosa y a la vez embriagadora orografía del desierto almeriense que en tantas películas hemos visto. Hablamos de un recorrido que atraviesa nada menos que 15 municipios y que incluye cerca de 1.800 metros de desnivel positivo con subidas de esas que quitan literalmente el aliento, pero también sinuosas bajadas en el tramo final que ponen a prueba el físico de los participantes cuando las fuerzas flaquean y la noche se echa encima antes de alcanzar la meta de Roquetas de Mar.
Pero tampoco puede olvidarse que detrás está la organización de la Legión. Y eso son palabras mayores teniendo en cuenta el descomunal despliegue que realiza en labores de avituallamiento, señalización, asistencia, o cualquier

cosa que los participantes puedan requerir durante su travesía. Un sello de calidad que hace que cada prueba que organiza esta fuerza militar de élite desborde las previsiones y cuente con un creciente número de adeptos que explica el éxito de convocatoria de La Desértica.
Buena prueba de ello es que en la edición de este año, y según han indicado fuentes de la organización a Al Cabo de la Calle, se recibieron cerca de 20.000 preinscripciones, lo que supone que solo uno de cada tres preinscritos pudo estar finalmente en la línea de salida. Las plazas definitivas, por cierto, se adjudican a través de un singular proceso de introducción de códigos personales en la web de la carrera a una hora determinada de un día concreto y se agotan en pocos segundos, lo que da idea de la enorme expectación que genera año tras año.
En esta edición, y pese a celebrarse bien avanzado octubre, el intenso calor fue uno de los protagonistas y no fueron pocos los participantes que sufrieron las consecuencias y tuvieron que recibir asistencia a lo largo del recorrido. El vencedor fue José María Ríos, que completó la prueba en 5h:53:29, mientras que por detrás suyo completaron el podio Florentino Manuel Romero (5h:55:10) y Juanjo López (5h:58:11). En el apartado femenino la gran dominadora fue María Romero (6h:21:24), que acabó 10ª en la general final y se impuso con una amplia ventaja sobre Mayer Adsuar (6h:58:07) y Alicia Cabeza (7h:14:17). Por contra, el último clasificado llegó en el puesto 3.529 e invirtió un tiempo de 16h:31:58.
UNA CARRERA MUY ‘MADRILEÑA’
Son muchos los datos curiosos que arroja una carrera tan multitudinaria como ‘La Desértica’ almeriense. Por ejemplo, que hubo participantes de nada menos que 20 nacionalidades, con representación de todos los continentes a excepción de Oceanía. Un registro que da idea del seguimiento que esta prueba tiene allende nuestras fronteras.
Pero también llama poderosamente la atención la fidelidad que se le profesa desde la Comunidad de Madrid. De hecho, y según fuentes de la organización, alrededor del 15% de las inscripciones procedían de nuestra región, lo que se traduce en que fueron algo más de un millar los madrileños que tomaron la salida tanto a pie como en bicicleta y que se distribuyeron aproximadamente entre 700 hombres y 350 mujeres.
MINIDESÉRTICA, MONTAÑISMO INCLUSIVO Y UN MARCADO CARIZ SOLIDARIO

Otra de las señas de identidad de La Desértica tiene que ver con su deseo de involucrar a la mayor cantidad posible de colectivos en sus actividades y a tratar de sensibilizar sobre diversas causas sociales tratando de aportar su granito de arena. Ahí estuvo, por ejemplo, una nueva edición de la ‘Minidesértica’, versión infantil que se celebró la tarde anterior y cuyo fin consiste en promocionar el deporte base de carácter saludable entre los menores de 15 años, por lo que se trata de una actividad no competitiva y además inclusiva.
Cerca de 650 niños y jóvenes se repartieron entre las distintas categorías y distancias, pero lo más relevante es que todo el dinero recaudado por las inscripciones se destinará en esta ocasión a la Asociación AIDA para la integración de discapacitados psíquicos en Roquetas de Mar.
Además, destacar que en esta edición se puso en marcha la nueva modalidad de montañismo inclusivo en sus distintas versiones para sillas adaptadas, discapacidad visual y discapacidad intelectual, en la que los inscritos tuvieron que completar un recorrido de 15 kilómetros, siendo la primera vez que se incluye dentro del trazado oficial de una carrera de esta envergadura.
TESTIGO DIRECTO (por Paco Simón)
La mejor manera para poder contar de primera mano cómo se las gasta una carrera de 72 kilómetros como La Desértica es hacerse con un dorsal, plantarse en la línea de salida…y a sufrir tocan. No al principio, claro, porque en la avenida García Lorca de Almería todo eran sonrisas y buenas caras. Ya cambiaría después el rictus.

Esas buenas sensaciones se mantuvieron un buen puñado de kilómetros en los que el sol aún no apretaba y la temperatura era soportable. Sin embargo, una arenosa rambla a partir del kilómetro 15 en la que el pie se sumergía hasta más allá del tobillo fue el preludio de lo que vendría. Y es que allá por el 25 arrancaba una subida prácticamente ininterrumpida de cerca de 20 kilómetros en la que el calor ya sí empezaba a hacer estragos y las asistencias no daban abasto. Cada cinco kilómetros había un avituallamiento, así que en cada uno tocaba hidratarse y comer para no desfallecer porque las cuestas no hacían sino crecer en desnivel.
En el km 57 me planté en el mítico tótem de ‘La Bestia’ conservando todavía atisbos de entereza, que ya era mucho decir dadas las circunstancias. Pero a partir de ahí llegaría un infernal descenso hasta el 62 y ya sí que tocó pasar las de Caín, porque era un terreno tremendamente técnico -peligroso en varios tramos-, así que hubo que echar el freno de mano por precaución y para cuando llegué

abajo las piernas estaban más congestionadas que la M-30 un lunes cualquiera a las ocho de la mañana.
Para más inri, el estómago se declaró en huelga y se negó a ingerir cualquier sustancia más, ya fuera líquida o sólida. Quedaban diez kilómetros, un ‘paseíto’ de haber estado fresco, pero una eternidad dada la adversa coyuntura, así que tocó echar mano de la cabeza ahí donde no llegaba el físico, tirar de resiliencia y coger el ‘autobús de San Fernando, ése que va unos ratos a pie y otros andando, hasta cruzar la ansiada línea de meta en 11 horas y 32 minutos, un registro que para un advenedizo como yo que peina canas hace ya tiempo resulta una proeza difícil de cuantificar. De salida el único objetivo era llegar y me sobraron cuatro horas y media. Como si hubieran sobrado diez segundos. Máxima emoción e incontenible júbilo. No era sino la recompensa a un buen puñado de semanas de preparación y a esa ‘cultura del esfuerzo’ que tanto se echa en falta en la sociedad actual.
Igual se me fue un poco la mano eligiendo ‘La Desértica’ con la de carreras disfrutonas que hay, pero sobrevivir al desierto almeriense y domar a ‘La Bestia’ da como para sentirte por encima del bien y el mal…hasta que me vuelvan a bajar de la nube, que será tardando bien poco.
Por si interesa, el tiempo final fue de 11h:32:19, lo que se tradujo en el puesto 1.484 de entre los 3.529 estajanovistas que conseguimos finalizar la carrera a pie, y el 225ª de los 641 de mi categoría.