Decía el escritor y científico alemán, Georg Christoph Lichtenberg, que “la inflación es como el pecado: cada Gobierno la denuncia, pero cada Gobierno la practica”. Para el ganador del Premio Nobel de Economía de 1976, Milton Friedman, “la inflación es un impuesto sin legislación”.

¿Quién paga ese impuesto? A la vista está que el Gobierno de nuevo cuño, entre PSOE y Sumar, no. Repiten 22 ministros, con sus correspondientes asesores, aumentando Secretarías de Estado y un despilfarro de dinero público nunca visto con anterioridad. Claro que ese Gobierno, el de Pedro Sánchez, va a amnistiar a quien malversó dinero público para cometer un Golpe de Estado. Así, como el dinero público no es de nadie, que diría la inefable Carmen Calvo, pues ancha es Castilla.

Más anchos aún parecen los bolsillos de las familias españolas, de donde sale el dinero a toneladas para pagar a este ‘nuevo’ Ejecutivo, que trata a los delincuentes como respetables socios y a los contribuyentes como delincuentes. Es duro, pero cuanto antes lo asuman, con más ahínco protestarán ante una de las mayores injusticias que se recuerdan en este país.

Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el aceite de oliva se ha encarecido un 6% en octubre de este año respecto al mes de septiembre, un 46,9% en los diez primeros meses de 2023 y un 150,7% desde marzo de 2021. Una barbaridad, teniendo en cuenta que somos el país que más ‘oro líquido’ producimos. Pero sabido es que, tanto socialistas como comunistas, son capaces de producir escasez de arena en el desierto.

Y mientras hacer la compra se convierte en una misión casi imposible, ahí siguen PSOE y Sumar, ‘mejorando la vida de la gente’; de su gente, claro.

Perdedores como Óscar Puente ven premiada su zafiedad en forma de Ministerio de Transportes. Acuérdense de él cuando cojan un Cercanías y esperen horas entre avería y avería. O Mónica García, de Más Madrid, que ya no apuntará más a Ayuso, a la que ha sido incapaz de ganar, para ocuparse del Ministerio de Sanidad. Tiemblen los mutualistas de Muface, que la anestesia que piensa aplicar al sistema será irreversible. O Sira Rigo, que de asesorar a IU Fuenlabrada e insultar en redes sociales a ‘Españistán’ pasa a servirse de ella, ante la atenta mirada del valido de Sánchez, Félix Bolaños, encargado de poner el último clavo a la tumba de Montesquieu.

Se antoja una legislatura difícil para el bolsillo del contribuyente, ahora que la Ley vale menos que la palabra del presidente. No obstante, el pueblo siempre responde y está respondiendo. Las protestas por el intento de socavar la democracia están dando la vuelta al mundo. Y hasta el peor de los inviernos deja paso a la mejor de las primaveras. Perseveren pues, como dice Fernando Savater, es la hora de los valientes.