Foto: Athletic Club

Han pasado ya varios días y no hay manera de defender el partido que disputó el Getafe este lunes en San Mamés. Bueno, más que el partido en su totalidad habría que hablar de una segunda mitad que fue un auténtico museo de los horrores a nivel defensivo. Rubén Yáñez encajó nada menos que cuatro tantos en 45 minutos y el 5-1 final se tradujo en la goleada más amplia encajada por el equipo azulón en la máxima categoría bajo la tutela de Bordalás.

El problema es que los cinco goles fueron prácticamente calcados en su origen, otros tantos centros laterales ya fuera desde la derecha como sobre todo desde la izquierda, si bien tuvieron diferentes resoluciones por parte de los rematadores del conjunto bilbaíno. Lo que también resultó sorprendente es que en prácticamente todos los casos remataron libres de marca siendo persistentes los desajustes de la zaga getafense.

Tan evidentes fueron las desatenciones del dispositivo que a la conclusión del encuentro Bordalás verbalizaba lo que era público y notorio. “A nivel defensivo hemos sido muy vulnerables y blanditos. Todos los centros laterales los han rematado. No hemos fijado marca, hemos estado muy deficientes a nivel defensivo”, recalcaba el técnico levantino antes de admitir que algo así “no es normal en nuestro equipo y tenemos que mejorar este tipo de acciones porque nos han penalizado muchísimo”.

Números en mano, la realidad es que la retaguardia del Getafe es mucho más vulnerable esta temporada que en los cursos precedentes. De hecho, las tres primeras campañas que siguieron al ascenso a la máxima categoría se saldaron todas ellas con un promedio inferior al gol encajado por partido y ése fue sin duda uno de los secretos del éxito de un equipo que llamó la atención de media Europa.

Sin embargo, en lo que va del presente ejercicio el promedio de goles recibidos se ha disparado hasta los 1,21 por encuentro tras computar la ‘manita’ recibida en San Mamés. Además, entre Soria y Yáñez solo han conseguido dejar su portería a cero en 5 de los 19 encuentros disputados, otro dato que contrasta con los registros de los ejercicios precedentes.