Tras un periodo vacacional de aparente descanso y reflexión, septiembre está considerado en el imaginario colectivo como el inicio del curso a todos los niveles. De hecho podríamos decir que si no fuera por el Calendario Gregoriano, septiembre sería el punto de partida de un año. Al menos desde el punto de vista vital.

Sea como fuere, este noveno mes de 2021 arranca de la peor forma posible para el bolsillo del contribuyente español. No solo por hacer frente a los desajustes de las vacaciones, sino por una cuesta en forma de facturas que se antoja cruel. Sirva como ejemplo el precio de la luz. En comparación con hace 365 días, es hoy un 200% más caro. Una factura que no le pesa al Gobierno, pero sí a sus gobernados. Como siempre, dicho sea de paso.

‘Récord’ tras ‘récord’, el precio de la luz en el mercado general ha ido de máximo en máximo este agosto, afectando a 11 millones de usuarios (en su mayoría autónomos, pequeñas y medianas empresas). La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, reconocía este lunes en el Congreso que el precio seguirá disparado y que la factura se encarecerá en torno a un 25%. Descartaba además la intervención del Ejecutivo, como pide su socio Unidas Podemos. Éstos, carentes de dignidad, siguen aferrados a sus cuatro ministerios, traicionando las esperanzas de quienes un día confiaron en ellos.

El caso es que escudada de nuevo en Europa (el infierno son los otros, ya se sabe; para qué hacer autocrítica), Ribera mostraba la incapacidad del Ejecutivo español que ha dado la ‘batalla’ por perdida, abandonado en la ruina a muchos españoles. Su comparecencia fue el mejor ejemplo del descrédito de un Gobierno que no da más de sí. Y recordemos que más de la mitad de la factura de la luz son impuestos a favor del Estado, que sin embargo no llegan a revertir del todo en el conjunto de los ciudadanos. Cosas de la ‘Partitocracia’ en la que vivimos.

La escalada del precio de la luz provoca un crecimiento del 3,3% de la inflación, “la ladrona invisible de los que han ahorrado”

En fin, que la repercusión de la escalada del precio de la luz ya llega a otros sectores. Lo estarán notando. La inflación ha crecido un 3,3% en agosto, algo que no se veía desde 2012. Sobre esto, el gurú de la Socialdemocracia, John Maynard Keynes, decía que “con un proceso continuo de inflación, los gobiernos pueden confiscar, secreta e inadvertidamente, una parte importante de la riqueza de sus conciudadanos”. Mientras que para la ‘liberal’ Margaret Thatcher: “La inflación es la madre del paro, y la ladrona invisible de los que han ahorrado”.

En las antípodas ideológicas ambos personajes históricos coincidían en su aproximación sobre este término económico. Y no será que venimos avisando en estas líneas que tras los ‘tarifazos’ y ‘pensionazos’, tengan los ojos bien abiertos y vigilantes sobre sus ahorros (el que los tenga), un maná al que este Gobierno despiadado echará sus garras si su supervivencia depende de ello.

Porque en todo este tiempo, con el silencio cómplice y atronador de unos sindicatos que dieron hace mucho tiempo la espalda a la calle por treinta monedas de plata, no ha habido ningún gesto de austeridad en el Ejecutivo español. Un mínimo de empatía hacia sus gobernados, que no olvidemos la mayor parte de ellos decidió colocar hoy a sus verdugos en el poder.

Pese a estos augures, no caigan en la desesperanza. Simplemente con las pilas cargadas, ojo avizor y a tratar de corregir en la medida de lo posible, las consecuencias de la inconsciencia electoral.