A menudo el mundo del deporte tiene también su vertiente solidaria. Lo demuestra el programa ‘Bicis para la vida’ que promueve la Fundación Alberto Contador junto a la Fundación Ananta y la Fundación Seur. Su objetivo no es otro que captar y recoger bicicletas desechadas o en desuso, en algún caso destinadas a la basura, para repararlas y darles una nueva vida entregándolas a colectivos con problemas de exclusión social o a comunidades aisladas en países en vías de desarrollo.

Éste último es el caso de la reciente entrega de una treintena de bicicletas -ya van más de un centenar- en varias aldeas del recóndito valle del Tassault (Taghoute, Azzarzan, Agenso y Ait Hamza), situado en la zona del Alto Atlas de Marruecos. La entrega de estas bicis, que tardaron tres días en llegar desde Pinto hasta estos alejados enclaves del país marroquí, se convirtió en un auténtico acontecimiento social para muchos niños y niñas de esta abrupta región.
Poco después de proceder a la entrega y según relata Paco Romero, uno de los responsables de la Fundación Alberto Contador, se llevó a cabo una ruta en bicicleta por los caminos que conectan los pueblos del valle «en la que participaron decenas de niños e incluso algún adulto. La emoción con la que subían esos repechos no tenía nada que envidiar a los ascensos de cualquier etapa del Giro», comenta antes de agregar que «para nosotros no hay nada más bonito que poder conectar niños y bicicletas».

Alberto Contador ha explicado en numerosas ocasiones que puso en marcha la Fundación que lleva su nombre sobre todo «para devolverle al ciclismo lo mucho que me ha dado» y uno de sus proyectos clave es este ‘Bicis para la vida’, que a su compromiso por el ciclismo une el social. Para ello cuenta también con la inestimable aportación de la Asociación de Minusválidos de Pinto en labores de reparación de las monturas.