Lo que muchos vieron en sus orígenes como una fiebre pasajera se resiste con uñas y dientes a perder su arrebatadora atracción… y cuota de mercado. La pasión por el gin tonic no deja de ganar adeptos en España, que según los últimos datos, pasa por ser el primer país europeo y tercero del mundo en consumo ‘per cápita’ de este sugerente combinado.

No en vano, en nuestro país se comercializan nada menos que 22 millones de litros anuales de ginebra y también ha crecido de manera exponencial la venta de tónica.

Muchos son los motivos que han elevado al gin tonic a lo más alto del podio de los combinados. Unos lo achacan al ritual que acompaña su elaboración, otros a la creciente sofisticación de las marcas, hay quien elogia la combinación de sabores e incluso, defensores acérrimos de sus virtudes digestivas.

Sea como fuere, la realidad es que poco podían imaginar aquellos soldados británicos destinados en la India del siglo XIX, que su idea de añadir ginebra a la quinina con agua y azúcar, que utilizaban para combatir la malaria se iba a convertir 200 años después en uno de los combinados de moda en el mundo entero.

Entre los secretos a tener en cuenta a la hora de elaborar un buen gin tonic figura el empleo de un vaso grande o copa de balón, usar ingredientes de primera calidad en una proporción adecuada, deslizar la tónica con una cuchara rizada para no romper las burbujas, no mezclar los cítricos con la tónica y añadir alguno de los elementos botánicos de la ginebra para potenciar su sabor (enebro, cardamomo, arándano, vainilla, etc.).

También conviene elegir un buen sitio para degustarlo. En la zona sur destaca, sobre todo, Baco Getafe (calle Terradas, 8), donde se precian de hacer un arte de este combinado. Y más ahora, con la llegada del verano y avanzando en la desescalada, la terraza de Baco se precia como el mejor escenario para su degustación.

LA ENFRIADORA DE COPAS

Otro de los grandes secretos para elaborar un buen gin tonic es disponer de una maquina enfriadora-escarchadora como la que aparece en la imagen. Un sofisticado mecanismo permite emitir nitrógeno en sonda para enfriar la copa y congelar el hielo en pocos segundos.

Con ello se logra que los cubitos permanezcan más tiempo en estado sólido y se evita que al derretirse el agua se mezcle con la tónica y la ginebra, prolongando así el genuino sabor de un buen gin tonic.