Galicia, País Vasco, Madrid y ahora Castilla y León. ¿Qué tienen en común, a parte de ser regiones del Reino de España? Pues que en todas ellas, las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) patinaron de forma calamitosa. Unos sondeos que no se ajustaron a la realidad, dando resultados abultados a una serie de partidos, que luego acabaron al borde de la extinción, y mermando a otros, que salieron triunfantes de las urnas.
Y no es casual, sino una perversión más de otra institución pública, a manos del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El CIS siempre fue reconocido como un órgano de prestigio, hasta que Sánchez colocó al frente al socialista Jose Félix Tezanos. Desde entonces, no ha dejado de regar con dinero público (esto es, de todos los españoles) a la institución para que trate de influir en los comicios electorales y siempre escorado a un lado: al del Sanchismo y sus socios, por supuesto.
Mientras no hay dinero para conservar las carreteras, y de ahí los peajes a partir de 2024; ni para las pensiones, y por eso ampliar la jubilación; o el Gobierno engorda vía 6% de inflación, que repercute en la cesta de la compra, la gasolina y la luz, amén de un 21% de IVA, ese mismo Ejecutivo de socialistas y comunistas, defensores del pueblo obrero español, ha pasado de bañar al CIS de Tezanos con 6,7 millones de euros en 2020; 8,2 millones en 2021; y camino de los 11 millones de euros en 2022, como publicaba Vozpopuli de acuerdo a la ejecución del gasto del propio organismo.
Galicia, País Vasco, Madrid y ahora Castilla y León. La fiabilidad de las encuestas del CIS de Tezanos son inversamente proporcionales al desmesurado coste que suponen para nuestra maltrecha economía
Una millonaria broma de mal gusto, que sale directamente del bolsillo de los contribuyentes, para decir un mes tras otro al presidente del Gobierno, que es el más guapo del Reino. Como aquel corrompido espejo que ya no es cuento, sino una terrorífica realidad perpetrada por el sátrapa de la Moncloa.
El desprestigio de la institución es absoluto. Paralelamente al incremento del gasto, sus errores en las estimaciones de voto son cada vez más flagrantes. E insistimos, siempre hacia un lado, para intentar condicionar los procesos electorales. Claro que, qué se puede esperar de un presidente, que en 2016 protagonizó un pucherazo en su propio partido, colocando una urna oculta, que a la postre significó su caída. Si es capaz de eso con sus propios compañeros, imagínese con usted, que le importa un bledo a su ‘Sanchidad’.
Así pues, la fiabilidad de las encuestas de Tezanos son inversamente proporcionales al desmesurado coste que suponen para nuestra maltrecha economía. Desgraciadamente, la sociedad se ha acostumbrado a este nivel de degradación de sus instituciones.
Nadie investigará el por qué de este derroche de dinero público en un estamento fallido; como tampoco sucedió nada con la mayor restricción de derechos sufrida en la historia de la democracia, por eludir los controles de los poderes legislativo y judicial, ni tantas y tantas tropelías que a diario se cometen en el BOE o vía Real Decreto. Y ya saben el porqué. Porque la Fiscalía: ¿de quién depende?