El estado de algunas instalaciones municipales de Pinto deja mucho que desear. No hay más que darse un paseo por el Parque Juan Carlos I, por las pistas de la calle Asturias, por el pabellón Sandra Aguilar, por algunos colegios, por la Casita de Chocolate. Es un rosario de desastres que afectan a todos los vecinos. ¿Desidia o incompetencia? Seguramente, mucho de ambas cosas.

Primera parada. Pistas de pádel del Parque Juan Carlos I. Un año entero estuvieron sin funcionar porque se rompieron los cristales de las dos pistas. ¿Cuánto tarda un Ayuntamiento incompetente en arreglar dos cristales? Un año por lo menos. Una marca para el libro Guiness.

Siguiente estación. Pistas de tenis de la calle Asturias. El lamentable estado del suelo, los restos de verdín, el basurero en que se han convertido los alrededores de las pistas; no invitan precisamente a practicar el tenis. Ni el tenis ni nada.

Tanto es así que un torneo federado organizado por el Club de Tenis Villa de Pinto, hace escasas semanas, no pudo celebrarse en esas instalaciones.

En el Colegio El Prado no funciona la calefacción y la Dirección ha pedido que los niños vengan más abrigados de lo habitual

Estas pistas, que en su momento fueron tan demandadas, un orgullo para los pinteños aficionados al deporte de la raqueta, son hoy ejemplo vivo de la desidia que caracteriza la gestión municipal. Y una vergüenza para los usuarios.

Volvemos al Parque Juan Carlos I. Y, en concreto, a las pistas de petanca. El lugar en el que muchos mayores acostumbran a practicar este deporte tradicional se encuentran vandalizado, repleto de pintadas. Los aseos rebosan cochambre y el deterioro ha sido tan profundo que los responsables han decidido cerrarlos.

El club de Petanca Santa Rosa de Lima ha pedido reiteradamente su arreglo. Nadie les ha atendido. La solución de echar el cierre es una nueva muestra de lo poco que está dispuesto a hacer la Administración local por mantener el estado de unas instalaciones que son de todos.
Sin salir del parque encontramos un nuevo despropósito: la cubierta del Rocódromo y frontón del Parque Juan Carlos I. Tras el temporal Filomena hubo que retirar la cubierta ante el riesgo de desprendimiento. Y así sigue.

La reposición no se ha realizado, pese a que en el Presupuesto Municipal para 2022 existía una partida específica para esta intervención de 60.500 euros. Pero de la que no se ha gastado un solo euro y su estado de ejecución es del 0%.

De hecho, en ‘Estado de Ejecución del Presupuesto’, además de la cubierta del rocódromo, se reflejaba una partida denominada ‘Actuación en parques, zonas dep. work out y biosaludables’ de 489.000 euros. Solo se han ejecutado 8.400 euros.

Sexta parada, Colegio El Prado. Especialmente triste es lo ocurrido en este centro escolar, cuya Dirección se ha visto obligada a pedir a las familias que lleven a sus hijos más abrigados de lo habitual para estar en el interior de las aulas.

El motivo es el mal funcionamiento de la calefacción en distintas zonas del colegio, lo cual vuelve poner de manifiesto la incompetencia de un equipo de Gobierno incapaz de realizar los trabajos de mantenimiento necesarios para asegurar la climatización del centro. Las quejas de la comunidad escolar, que no han dejado de producirse, han caído en saco roto, lo cual no es ninguna novedad.

El Gobierno local no es capaz de gastar lo que tiene presupuestado para mantenimiento de instalaciones

Los responsables municipales, en un principio, se negaron a reconocer la situación. Hasta que un padre del colegio colgó en la red social Facebook imágenes de los termostatos marcando temperaturas por debajo de los 15 grados.

La evidencia era tan clara que al Gobierno local no le quedó más remedio que enviar a los trabajadores de la empresa municipal Aserpinto a realizar una inspección in situ de la climatización del centro. La respuesta fue que valorarían la situación. Y hasta ahora, lo cierto es que siguen valorando.