Efectivos de la Policía Local y de la Guardia Civil investigan a conciencia la oleada de vandalismo que se viene registrando de un tiempo a esta parte en Arroyomolinos y que ha sembrado la preocupación entre los vecinos ante el temor de que vaya a mayores. Los agentes buscan cualquier indicio que pueda servirles de ayuda, recabando sobre todo las imágenes de las cámaras ubicadas en las inmediaciones de las zonas afectadas.

El principal problema al que se enfrentan los investigadores es que los encargados de destrozar el mobiliario no parecen precisamente novatos en este tipo de acciones vandálicas, sino que más bien dan sensación de formar parte de un grupo organizado que repite siempre su ‘modus operandi’: una rápida actuación delictiva, de madrugada y en lugares con una presencia vecinal muy limitada para evitar que sean reconocidos.

Según los datos que difundió inicialmente el Gobierno local, en sólo nueve semanas -entre el 14 de diciembre y el 22 de febrero- se contabilizaron 12 marquesinas completamente estalladas, con noches, como las del 5 y 12 de febrero, en las que incluso el cristal de tres paradas de autobús amaneció reventado. Y a todo ello habría que añadir la quema de varios contenedores.

Según ha podido conocer Al Cabo de la Calle, la zona más afectada es la calle Marbella, donde ya se han producido varias acciones vandálicas, mientras que el último contenedor quemado tuvo como escenario la calle Comillas. En ambos casos, se trata de espacios con escasos comercios y aceras muy anchas que difícultan la presencia de cámaras y, en caso de que las haya, que las imágenes sean lo suficientemente precisas.

Otro dato significativo del caso es que, lejos de desistir de su actitud una vez que el Consistorio arroyomolinense denunció públicamente esta oleada de vandalismo, los actos incívicos siguen produciéndose con nocturnidad y alevosía y el pasado 4 de marzo apareció destrozada otra marquesina.

REPOSICIÓN INMEDIATA

Siempre que se detecta la rotura de una de ellas, los servicios de limpieza retiran a la mayor brevedad el vidrio hecho añicos que se desparrama sobre la acera a fin de evitar lesiones o accidentes entre las personas o animales que transiten por el lugar y entre los viajeros del transporte público que aguardan el paso del autobús. Con el fin de que las marquesinas destrozadas se sustituyan, la Concejalía de Transportes siempre contacta con el Consorcio Regional de Transportes para que la reposición se ejecute cuanto antes.

También se alerta de inmediato a los bomberos cada vez que se produce la quema de algún contenedor, ya que la prioridad es evitar que el fuego pueda propagarse y evitar de este modo males mayores.

El alcalde, Luis Quiroga, ha mostrado su más enérgica condena ante estos hechos, advirtiendo que “los autores de estas acciones propias de gente incívica deben saber que, antes o después, vamos a dar con ellos y pagarán por todos los destrozos causados. Además, cada vez que incendian un contenedor, se moviliza una dotación de bomberos para sofocar el fuego, con el consiguiente coste económico que eso genera”, ha recordado.

“No voy a permitir que los vándalos destruyan el mobiliario urbano ni que traten de ensuciar con sus actos la buena imagen de Arroyomolinos. Somos un municipio formado por vecinos cívicos y respetuosos que no merecen que unos pocos estropeen lo que es de todos”, ha añadido Quiroga.