Vamos a rescatar una vez más a Isaac Asimov, antes de que el Gobierno considere que es otro peligroso conspiranoico y lo retire, quién sabe, de los libros de literatura. A tal grado de distopía han llegado nuestros ‘ilustrísimos’ gobernantes, que han logrado construir una suerte de paraíso de los tontos, donde negar la realidad y abusar, precisamente, de ese poder.

El padre de la ciencia ficción moderna, Asimov, responsable de obras como La bóveda de acero, Fundación o Yo, Robot, donde nos esbozaba sociedades distópicas, casi apocalípticas, solía acuñar aquello de que “negar un hecho es lo más fácil del mundo. Mucha gente lo hace, pero el hecho sigue siendo un hecho”.

Y lo que es un hecho en Getafe es la inseguridad, dependiendo eso sí, si eres la alcaldesa, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y un sin fin más de socialistas que, el pasado viernes, blindaron la ciudad de policías y el séquito presidencial, mientras en el municipio no paran de subir las infracciones penales.

Y no lo decimos nosotros, que seremos acusados tras estas líneas de poco menos que hijos del Averno, sino las propias estadísticas del Ministerio del Interior, que revelan como en el primer trimestre de 2022 (de enero a marzo), los delitos han subido un 23,3% con respecto al mismo periodo de 2021.

Con ese panorama de inseguridad llegaba Pedro Sánchez en Getafe el 10 de junio, para presentar el Plan nacional contra la obesidad infantil. Tiene guasa que lo hiciera con el ministro Iceta y Alberto Garzón, pero eso será harina de otro costal. El caso es que un hecho de esta envergadura apenas tuvo repercusión. Nadie de la Corporación fue invitado, ni los medios locales acreditados.

La ciudad se blindó de policías, no porque haya subido la delincuencia un 23,3%, sino porque venía Pedro Sánchez a celebrar un acto, del que no se informó a los medios, ni a la Corporación, ni a los vecinos, para evitar abucheos

De hecho, nos enteramos por la agenda de Moncloa dos horas antes de su celebración. Una falta de transparencia más propia de repúblicas bananeras que de países desarrollados. Pero que es otra raya de tiranía para un tigre como Sánchez, que se ha ciscado la Constitución española sin pudor.

En fin, que el presidente, y alcaldesa mediante, querían evitar a buen seguro ser abucheado. No lo consiguió, porque al final del acto, allí había vecinos que le recordaron el peso de la inflación o sus disparates en política exterior que nos pueden dejar sin gas de aquí a nada (¿qué le debemos a Marruecos, su Sanchidad?).

Y todo eso en Getafe, una ciudad no solo insegura, por obra y gracia del socialismo, sino con una Policía Local harta de esa misma falta de transparencia e imposiciones gubernamentales. Una plantilla mermada de efectivos, que trata a diario con el juego sucio del Gobierno municipal. Y las consecuencias las sufren, como siempre, los vecinos, para los que la receta es la inseguridad, porque los policías se los queda el presidente. ‘Maravillosa’ distopía ésta la de Getafe.