«Con Bildu no vamos a pactar, si quiere se lo repito diez o veinte veces. Con Bildu no vamos a pactar». Así se expresaba Pedro Sánchez, allá por 2015, cuestionado sobre futuros pactos con los herederos de la banda terrorista ETA. Otra destacada socialista, exvicepresidenta del Gobierno y hoy diputada Carmen Calvo, expresaba que aquello era una línea roja.

Sin embargo, en un nuevo cambio de opinión del jefe del Ejecutivo y sus acólitos, este viernes los socialistas han vuelto a cruzar todas las líneas y Sánchez se ha reunido, durante poco más de una hora, con los representantes de la izquierda abertzale, para negociar una investidura y atar los votos de los batasunos.

Éstos ya han confirmado su sí a Sánchez, para «frenar a las derechas reaccionarias», pero le han pedido «ambición» en políticas sociales, así como abrir «un debate en torno a la plurinacionalidad del Estado» y los «derechos nacionales» de los vascos.

Una imagen inédita hasta la fecha, pues en la última investidura, Pedro Sánchez delegó en Adriana Lastra y Rafael Simancas el apoyo de Bildu, que finalmente acabó absteniéndose. Ahora, en cambio, se convierte en el primer presidente de la historia, que se reúne y fotografía con los herederos de ETA. Además, en las dependencias del Grupo Socialista en el Congreso, junto al secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán.

Por el momento, los socialistas no han hecho público el contenido de la reunión ni qué han prometido a los bilduetarras para conseguir su apoyo.