El 9 de marzo de 2020, la Comunidad de Madrid anunció que se cerraban colegios, institutos y universidades por el avance del coronavirus. Medida que entró en vigor dos días más tarde, el 11 de marzo.

Un año después de aquello, la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, ha hecho balance y reconocido que fue «la decisión más difícil que un presidente puede imaginar». Pese a ello, la dirigente madrileña ha defendido que se hizo «en base a una estrategia clara que era no colapsar el sistema sanitario y tener tiempo suficiente para poder triplicarlo, gracias a la colaboración púbico-privada».

Ayuso ha insistido en que «esto es lo que hemos hecho durante toda la pandemia: estrategia, siempre estrategia, de manera que era el virus el enemigo a derrotar, no la vida ni la libertad de los ciudadanos».

Para la presidenta de la Comunidad, «la pandemia lo que ha hecho es demostrar que hay dos maneras de gestionar y una es el atropello sistemático de las libertades fundamentales, el cierre de regiones enteras sin informes y la clausura por decreto de miles de negocios». Aquí ha incidido en que «en Madrid hemos salvado ya 320.000 con nuestras políticas».

«SANGRE CONTRA MADRID»

Isabel Díaz Ayuso ha criticado a la izquierda regional que «ha manipulado los datos para hacer sangre contra Madrid, sin atender a nuestras peculiaridades, de manera sesgada y llamando a las huelgas, manifestaciones y sabotajes», en lo que considera «un llamamiento a la madrileñofobia.»

En este sentido ha dicho que su Gobierno «ha aguantado una terrible persecución política, con un abuso intolerable del poder de una administración superior contra una inferior». Y aún así, «ni los sabotajes, ni las amenazas en los cierres impuestos nos han desviado de nuestro objetivo, que era salvaguardar la vida y la libertad», para Ayuso: «los dos bienes más preciados que tiene el hombre».