No hay mayor fiesta que la vida. Nuestro tránsito por la existencia es la mejor onomástica que nos olvidamos de celebrar, por eso de ir con el piloto automático a todas partes. Hasta que un día lo apagas y coges las riendas del asunto. Entonces ahí te das cuenta que todo depende de ti mismo, partiendo de la aceptación. Que bonita palabra.

Acepta la vida tal como es. Con sus vaivenes, no olvides que siempre elegiste tú. Ese es tu poder, el de la creación. Desgraciadamente creamos desde la inconsciencia y no nos damos cuenta hasta que el resultado nos golpea de lleno. Por eso hoy te recomiendo que pruebes con algo tan sencillo como la aceptación. No es tan difícil.

Y no, no me he tomado una copa de más, por si lo estabas pensando. Aunque si tuviera que hacerlo, apostaría por ‘Otra ronda’, título por cierto de una película maravillosa que está en el cine ahora mismo. Esas salas que tanto nos necesitan. Como la vida.