Que el tinglado este del cambio climático lo manejan un puñado de élites, que te dicen cómo vivir en la miseria mientras siguen contaminando a sus anchas, ni cotiza. Es más, lo venden como ir a la moda a través de sus altavoces mediáticos.

Son los mismos que están detrás de todos estos ataques a las obras de arte, cuadros de Da Vinci, Van Gogh o Monet, símbolos de la humanidad frente a la barbarie. Lo disfrazan de activismo, de llamada de atención sobre el medio ambiente, usando a un puñado de imbéciles que no son más que delincuentes, facinerosos de la causa elitista, cuyo único objetivo no es preservar un planeta de miles de millones de años, sino perpetuar la esclavitud de la idiocia.

Porque precisamente en los museos, en el arte, está la liberación de las cadenas de la opresión.