Ella es una maniaca; una maniaca sobre la pista. Y esta bailando como nunca había bailando antes. Así reza la traducción del mítico ‘Maniac’ con el que Michael Sambello optó al Oscar en 1983 por la canción original de ‘Flashdance’, clásico entre clásicos de los musicales.

Su ‘Maniac’ se quedó a las puertas del triunfo, pues ganó su compañera ‘What a feeling’ que también aparecía en la película en ese punto final apoteósico.

Aún hoy ambos temas siguen retumbando como en los legendarios ochenta. Y casi cuarenta años después de su estreno en cine, la película vuelve a estar de moda gracias a la adaptación teatral que hasta el mes de abril se representa en el Teatro Nuevo Apolo con Amanda Digón en el papel de Alex Owens.

Con ella he hablado. Y maníaca no, desde luego, pero sí -como confiesa- es una perfeccionista de su trabajo, del que además está enamorada, como me queda claro tras esta conversación que transcribo en estas líneas con Sambello de fondo.

Has participado en ‘West Side Story’, ‘Dirty Dancing’ y ahora protagonista de ‘Flashdance’. ¿Qué siente una al adaptar al teatro musicales de este tipo?
Es una gran responsabilidad porque la gente viene ya con una imagen de lo que ha visto en la pantalla. Se trata de hacerles llegar la misma esencia con lo que ya tienes de tu propia cosecha. Y por supuesto, un honor. Es una película que ha llegado a tanta gente, que hacerla en vivo y en directo es todo un orgullo.

¿Habías visto la película?
Sí claro. La vi por primera vez cuando tenía 7 u 8 ocho años. La vi en bucle y bastante. Al final para una niña que se quiere dedicar al mundo del espectáculo, bailar y cantar, este tipo de películas te hacen soñar.

Aunque las comparaciones son odiosas. ¿Sois fieles o hay hueco para la improvisación?
Improvisación nunca. Lo que sí es verdad es que quienes han adaptado el guion original de la película al teatro han sido los mismos guionistas. Se respetan muchísimas cosas de la película y en todo caso se amplía, porque el musical son dos horas y con ese tiempo se mejoran los personajes. Pero ya te digo, la esencia se ha respetado mucho.

Vamos con tu personaje. ¿Cómo es el proceso de transformación de Amanda Digón a Alex Owens? ¿Hay alguna similitud?
Pues mira he encontrado muchísimos puntos en común. Aparte de ser el papel más exigente al que me he tenido que enfrentar, para mí es el que tiene más similitudes conmigo. Ella es supersoñadora; yo lo he sido toda mi vida y me dedico a lo que siempre me he querido dedicar. He seguido bastante mi instinto y lo que mi corazón me pedía, como hace Alex.

Y luego, como nos pasa a tantas personas que nos dedicamos al espectáculo y vamos de audición en audición, te encuentras con que tienes miedo, no te crees lo bastante y es lo que le pasa a ella. Es bastante común. Pero hay que sobreponerse e ir a por lo que quieres. Ese mensaje es importante.

El público ve el resultado final sobre el escenario. ¿Pero cuántas horas de ejercicio, ensayos y preparación física y mental hay detrás?
Muchísimo. Ahora mismo estoy dedicada al cien por cien a esto. Es evidente que hay que cuidarse muchísimo, hay que reposar, no es una vida del todo normal. En ‘Flashdance’ somos una gran familia y se trabaja mucho el mantenimiento. Hay mucha preparación y ensayo. De hecho hay veces que entro dos horas antes de mi convocatoria porque tengo ensayo con mi compañero y con la banda para no perder los matices. Eso te demuestra que hay muchísima preparación.
Es algo, además, en lo que insistimos mucho cuando dicen que es muy caro ir al teatro. Cuando la gente es consciente de lo que cuesta levantar una cosa así, de las horas, los ensayos y el equipo técnico que hay detrás, entiende que vale la pena ver ese trabajo en directo.

Me decías que sois una gran familia. Como en todas las obras, la comunión del reparto parece vital. En el caso particular de ‘Flashdance’: ¿cómo la definirías?
Aquí se nos trata a todos de la misma manera. Esto ha sido impulsado por el director. Yo al final vengo de hacer algún protagonista, algún cover. Muchas veces se entran en distinciones que no aportan nada. Aquí somos un equipo y está muy bien que todos remamos a uno, aunque unos sean más protagonistas que otros. Eso es un punto fuerte para que todos nos sintamos parte de un equipo y no una especie de jerarquía. Todos importamos: desde el elenco al equipo técnico. Eso fomenta el compañerismo y lo suyo es venir a divertirse, no a discutir y creerse mejor que los demás.

Una vez que te quitas el traje de Alex Owens, ¿cómo vuelves a ser tú misma? ¿Cómo canalizas ese ‘subidón’?
La verdad que tengo bastante dificultad porque me meto bastante en el papel. Me comprometo mucho. Es un proceso emocional, nada superficial. Así que salgo con mucha energía, porque no es una obra que termine y estés listo para irte a dormir y a veces tengo que hacer un gran trabajo de relajación.

Y luego hay días que una está más emocional. A Alex le pasan muchas cosas. Pierde a seres queridos por el camino, experimenta muchas dificultades y a veces eso te lo llevas. Es inevitable. Pero me parece una buena señal porque quiere decir que estoy contando la historia honestamente. Pero hay que desconectar sí, es importante (ríe). Así que al final hay que ir a casa, bañarse, tomarte una infusión, leer un poco y desconectar.

Corrígeme sí me equivoco. Becada por tres años en la London Studio Centre. ¿Cuánta importancia ha tenido esta experiencia para llegar a un musical como éste?
Muchísima. Se me ponen los pelos de punta. Iba para un año y con la esperanza de ver si me podía quedar más o no porque la formación costaba dinero. Yo estudiaba a la vez que trabajaba en un pub irlandés. Pero por circunstancias me tocó una ayuda y fue superimportante. Me había formado en Barcelona, estaba en la compañía y tenía profesores americanos, ingleses que junto a mi familia me impulsaron a irme. Y fue muy importante porque aquello es la cuna. Me supuso un esfuerzo muy gordo porque son muy cañeros y me fue muy bien.

Pero siempre recalco que en España estamos creciendo mucho en el ámbito del teatro musical. Somos un país con muchísimo talento. Por eso no pienso que eso me posicione en cuestión de talento porque todavía me estoy formando. Hay muchísimas cosas que estoy aprendiendo y aquí en España se ofrece esa posibilidad.

Si alguien en tu misma situación duda en viajar a Londres para ampliar su formación, y más ahora con el ‘Brexit’. ¿Le aconsejas que siga tus pasos?
Mi consejo sería que siguiera su intuición. Pienso que es bueno. Me fui con 17 años y solo el hecho de volar de tu casa persiguiendo un sueño ya es bueno. Pero también entiendo que no todo el mundo tiene la suerte de haber tenido equis maestros y una familia que me apoya incondicionalmente. Por eso pienso que con lo que tienes y las dificultades que tienes sigas tu instinto y no te rindas. Aunque no sea en Londres, busca una academia donde sea.

Lo importante es que uno no se rinda porque es una pena. Lo que más agradezco a esta vida es el poder decir que cuando estoy en el trabajo estoy contenta y feliz.

Me hablabas de las escuelas en España. ¿Crees que está viviendo el género en teatro una segunda juventud? No así en cine, donde escasean las películas en este apartado. ¿Pero está siendo el teatro un salvavidas para tu profesión?
Sí, por supuesto. Estamos creciendo muchísimo. Hay oferta y demanda. Cuanto más se produzca a lo mejor hay gente que se atreva a ver esto como una posibilidad de forma de vida. Ahora que está en auge va a dar trabajo a los que ya estamos y fomentar que más artistas se formen. Eso me encanta pensarlo porque somos un país con mucha garra, mucho talento. Más cálidos por lo general que los anglosajones y eso ayuda a transmitir.

Más allá de los musicales y para acabar. Después de Alex Owens y todo el misticismo de los ochenta: ¿qué personaje te pide el cuerpo interpretar?
Este papel es verdad que es más maduro que el anterior que hice. Espero que este Alex dure mucho, pero a lo mejor en teatro musical me gustaría interpretar a una Velma Kelly o Roxie Hurt en ‘Chicago’, para seguir escalando en mi madurez como actriz. En ‘Dirty Dancing’ tenía 22 años, ahora tengo casi 27 y estoy haciendo Alex. Entonces igual algo así. Algún tipo de femme fatale.