Dani Abanda ha sido, desde el departamento de Comunicación y Marketing, uno de los grandes responsables de la etapa más gloriosa del CD Leganés. Este próximo lunes emprende una nueva experiencia profesional en Australia, donde permanecerá al menos durante un año, y desde que anunció su adiós temporal las muestras de cariño han sido similares a las que recibieron en su día símbolos como Mantovani, Garitano o Serantes, por citar algunos casos. Este miércoles visitó la redacción de Al Cabo de la Calle para despedirse de nuestros lectores y de toda la afición del club pepinero en general.

¿Qué sensaciones tiene en estos días previos a su marcha?
Me siento abrumado por las muestras de cariño que he tenido en los últimos días. La idea es volver, pero me siento un poco desbordado y flotando porque jamás hubiera imaginado esta despedida. Supongo que cuando esté en Australia lo veré todo de otra manera.

¿A qué achaca tantas muestras de cariño?
Empecé en las oficinas del club hace diez años y por aquel entonces la masa social rondaba las 800 personas. Los aficionados me contaban sus batallitas y tenía muchísima cercanía con ellos. Trataba con gente de las escuelas, de las peñas, con proveedores…he conocido a tanta gente en estos diez años que quizá por eso se acuerden tanto de mi.

¿Le costó mucho tomar la decisión de emprender ahora esta experiencia en Australia?
Pues me ha costado diez años y un mes, que es el tiempo que he estado en el Lega. Antes de entrar en el club ya quería vivir esta experiencia, pero no encontraba el momento nunca. Cuando ascendimos a Segunda sí vi que era factible, pero entonces pensaba que el club todavía necesitaba estabilidad. Luego llegamos a Primera y ahora por fin he sentido que era un poco más fácil tomar la decisión. Se lo dije por fin a Felipe y Victoria y no se extrañaron. Se lo imaginaban.

En cualquier caso, el departamento de comunicación y marketing queda en buenas manos…
La verdad es que con la entrada de Martín Ortega conseguí ya liberarme de varias tareas importantes. Y luego Víctor Marín, Jaime del Campo y José Bermejo han vivido todos los problemas en primera persona conmigo, así que saben perfectamente cuál es el camino a seguir

¿Con qué momento se queda de estos diez años?
Pues con el ascenso a Segunda en Hospitalet, cuando mi compañero Rafa Quero me enseñó imágenes de la plaza Mayor llena como nunca antes. Se me pusieron los pelos de punta. Y por supuesto, con el gol de chilena de Carlos y el abrazo que me dí con mi hermano en el campo. Nunca creo que hayamos llorado tanto como entonces. Fue el mejor momento de todos.

¿Y el peor?
Fue sobre todo la mañana antes de vender las entradas para el partido del ascenso a Primera en Miranda. La demanda era brutal y el Mirandés no nos podía dar muchas localidades. Nos faltó experiencia y lo pasé fatal durante varios días. Fíjate que fue la semana del ascenso y los días previos al partido fueron los peores de mi vida.

¿Ha tenido ofertas de otros clubes durante todo este tiempo?
Sí. He tenido alguna oportunidad de salir. Pero en Leganés está mi afición, mi equipo, mi casa y he disfrutado haciendo lo que he hecho. Por eso mientras ha dependido de mí me he dedicado a lo que me gustaba, que era el ‘Lega’.

¿Y qué le queda por hacer en el ‘Lega’ cuando regrese?
Mi idea cuando vuelva es seguir ayudando a que el club siga creciendo y no parar. Si algún día llega el momento de jugar en Europa, que nada es imposible, me vendría muy bien esta experiencia que voy a vivir. Gracias a Felipe y Victoria he cumplido mi sueño de vivir en primera persona la etapa más gloriosa del club de mi vida y me voy satisfecho porque hemos conseguido que la gente de Leganés se sienta orgullosa del equipo de su ciudad.