En unas líneas similares a estas, hace apenas una semana, recordábamos la anécdota de Eugenio d’Ors, escritor, ensayista, dibujante, filósofo y periodista que, mientras conversaba con amigos en un restaurante, un camarero que quiso ser original, vertió la bebida sobre D’Ors, quien lejos de malhumorarse, dijo al joven aquello de: “Los experimentos, con gaseosa”.

Y es que cuidado con los experimentos, que los carga el diablo. El diablo están en los pequeños detalles, disfrazado, agazapado, esperando su oportunidad. Unas veces de sangre caliente, otras más frío, depende lo que marque el reloj y de dónde sople el viento. Pero siempre con la misma estrategia, que cuanto peor vayan las cosas, mejor para él.

Esa es la filosofía de los eternos candidatos a ser oposición, a criticar y desprestigiar sin proponer. Lo que se conoce como oposición destructiva. Y si sus palos en las ruedas no tienen el efecto deseado, colapsar los ya de por sí maltrechos juzgados, con la colaboración de pequeños satélites mediáticos, prestos a ganarse también un segundo de fama.

Esa estrategia en Leganés es la que desarrolla Carlos Delgado Pulido, candidato por sexta vez (han leído bien, sexta vez) a la Alcaldía de Leganés por el partido ULEG. El sempiterno opositor al que hasta la colocación de una primera piedra le trae por el camino de la amargura, como ocurrió el pasado viernes, 19 de mayo, cuando BAUHAUS inició un proyecto de inversión en Leganés, el tercero en la Comunidad de Madrid, valorado en 37 millones de euros y que puede crear hasta 300 puestos de trabajo directos e indirectos.

Hasta la colocación de una primera piedra de una empresa que creará 300 trabajos le sienta mal. Así que cuanto peor le vaya a ULEG el 28 de mayo, mejor le irá a Leganés durante la próxima legislatura

“No podían esperar unos días. ¿Por qué? ¿Por cuánto?”, expresaba públicamente. Y le contestamos que no todo el mundo puede esperar a 20 años siendo oposición, mientras se lleva 60.000 euros brutos anuales del bolsillo de los vecinos criticando todo por doquier. Claro que quien parasita las instituciones públicas un día sí y otro también desde hace tanto tiempo, siendo esa su única aspiración, poco o nada sabe de lo que es levantar un proyecto de semejante envergadura.

Ya se sabe que cuanto mejor le va a Leganés, como es la inversión de una multinacional que creará cientos de puestos de trabajo, peor para el candidato de ULEG. Si las cosas van bien en Leganés, le llevan los demonios. Es superior a él. Podría haber dado la bienvenida a la empresa, pues Leganés es una ciudad de acogida y criticar al alcalde de electoralista, por ejemplo. Pero no, nada amable.

Así que a la inversa, cuanto peor le vaya a ULEG a partir del 28 de mayo, fecha de las elecciones municipales, mejor le irá a la ciudad madrileña.