De un tiempo a esta parte, el paraguas de Isabel Díaz Ayuso ha servido a muchos dirigentes del Partido Popular como escudo perfecto contra vientos y tempestades varias. Su implacable oposición a Pedro Sánchez y su Gobierno ‘Frankenstein’, sumado a la buena gestión económica de Madrid, erigida como una de las regiones punteras de Europa, ha valido a muchos alcaldes para vivir bien a la sombra de Ayuso. Pero eso se ha acabado.

Especialmente en Arroyomolinos donde en enero de 2022, la Guardia Civil entraba al despacho de la alcaldesa del PP, Ana Millán, en el marco de una investigación judicial por su etapa anterior como concejala. Se llevaron distintos documentos y contratos que desembocaron en marzo del año pasado en la imputación de la regidora.

Y es que, en una pieza separada de la ‘operación Púnica’, el instructor decía que “cuestión diferente se produce en relación a los hechos relativos a la concejal Ana Millán y su relación con la empresa Neverland, que, sí ofrecen indicios de posible delito que no se encontraría prescrito, más estos no guardan relación con la presente pieza por lo que procedería la inhibición al juzgado de instrucción competente”.

Un año después de estallar el caso, la situación no ha cambiado, Ana Millán sigue imputada y a finales de marzo de este 2023 podría dilucidarse su futuro judicial. Mientras tanto, la alcaldesa de Arroyomolinos ha testificado en los juzgados que llevan la investigación y, a nivel político, apenas se ha pronunciado sobre el asunto, pese a ser cuestionada por el mismo una y otra vez. Un silencio atronador que parte de la ciudadanía no entiende y que no casa con el modelo de transparencia y buen Gobierno que se le presupone a todo gobernante. En este caso, la alcaldesa.

En el PP de Arroyomolinos las aguas bajan de un azul oscuro casi negro, con una alcaldesa que lleva un año imputada por posible corrupción y a la espera de saber si será la candidata o se marchará al Gobierno de Ayuso en Madrid

Mientras tanto, el futuro político de Ana Millán también está en el aire. A solo tres meses de las elecciones municipales del 28 de mayo, el Partido Popular todavía no la ha confirmado como candidata. Es verdad que tampoco a su homólogo de Humanes de Madrid, si bien su descrédito viene por una gestión horrible del municipio en estos últimos cuatro años, totalmente abandonado. Son vasos comunicantes, pero opuestos.

En el PP de Arroyomolinos las aguas bajan turbulentas, de un azul oscuro casi negro. ¿Será Ana Millán la candidata? Y de serlo y salir elegida por los vecinos: ¿volverá a ser alcaldesa o traicionará a los arroyomolinenses por un puesto en el más que previsible Gobierno de Ayuso en Madrid? De todos es sabida la estrecha amistad entre ambas. De no haber sido así, con una imputación cual espada de Damocles, otro gallo cantaría sobre su futuro político. Y de ser así, de entrar en el Gobierno de Ayuso: ¿quién sería el delfín, a la sazón número 2 de Millán, que le sustituiría como alcalde no elegido por las urnas? Muchas preguntas, pocas respuestas.

Arroyomolinos se merece más. Al menos, una respuesta contundente de una alcaldesa a la que se le agota el crédito.