En 1989, con tan solo 26 años, Steven Soderbergh maravilló a la crítica y al público con su opera prima Sexo, mentiras y cintas de vídeo, que llegó a ganar la Palma de oro en Cannes. Escrita en tan solo ocho días y rodada en un mes, la película es una auténtica delicia sobre las relaciones personales de un grupo de treintañeros capitaneado por James Spader junto a Andie MacDowell, Peter Gallagher y Laura San Giacomo.

Una obra que aborda multitud de conflictos humanos, donde la hipocresía y la superchería, aparentar quién no eres o el miedo a ser descubierto en tu verdadero rostro están a la orden del día. Por su puesto, como su propio nombre indica, el sexo lo envuelve todo. Y más en una sociedad, la de finales de los ochenta y la actual, hipersexualizada en todos los ámbitos.

Aprovechando que se cumplen treinta años de la creación de Soderbergh y su puesta de largo en el largometraje, tomamos prestado el título -prescindiendo, eso sí, de su inicio para sustituirlo por otro más acorde- para analizar la situación en la que acaba el año Getafe. Aunque para no ser extensos, hacemos bagaje de las últimas semanas, pues estas páginas ya ido dando buena cuenta de la actualidad informativa de la ciudad.

Y es que el móvil, las mentiras y la Cumbre del Clima han estado muy presentes estos días en Getafe. Es más, el móvil, el teléfono, no ha dejado de estarlo desde que Arturo Pérez Reverte retratara a la alcaldesa de Getafe, Sara Hernández, más pendiente de su aparato electrónico que de lo que el escritor, periodista y académico narraba en un Getafe Negro. De eso hace ya varios años, pero últimamente no son pocos equipos deportivos y aficionados los que ven a la regidora en la gradas sin prestar atención a lo que ocurre en el terreno de juego y sí en su celular.
Obviamente Hernández tiene todo el derecho del mundo, pero para hacerse la foto, quedarse en la superficie y pasar olímpicamente del contenido… Mejor quedarse en casa.

Eso nos lleva a la hipocresía, solapada con la Cumbre del Clima y a la manifestación contra el cambio climático, donde la alcaldesa acudió rauda y veloz olvidándose, parece ser, de sus cuitas judiciales por los vertidos al Manzanares en Perales del Río, o que Getafe supera con asiduidad los límites normales de ozono, sin olvidar la basura que se acumula en las calles, como alertan los vecinos.

Eso que ahora se conoce como ‘postureo’ es muy de nuestros políticos en todos los niveles. De ir, por ejemplo, en coche eléctrico a la Cumbre del Clima y en Falcón a la boda del cuñado. O de, por ejemplo, enarbolar la bandera contra la violencia de género y eliminar esta Unidad de la Policía Local. Agentes que este miércoles, por cierto, decían basta en las calles de la ciudad por los constantes incumplimientos de este Gobierno.

Como ocurría en Sexo, mentiras y cintas de vídeo, las segundas tienen las patas muy cortas. El ‘postureo’ también. Y ya que el año toca a su fin, esperamos y deseamos que de las fotos y el marketing se pase a los hechos.