España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. Así reza el artículo 1.1 de la Constitución Española que en su punto dos añade: la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado. Y entre los poderes del Estado está el Poder Judicial, el más importante de los tres. Un Poder Judicial que garantiza a través de los jueces que la ley emanada de la voluntad de todos los españoles se cumpla en todos los rincones de la nación.

La Constitución Española es contundente y clara ya desde el principio. Es la norma madre de todo el sistema. Un sistema que en estos días intentan derrocar los separatistas catalanes envueltos en la bandera de la locura y apoyados por una extrema izquierda con ganas de revancha y odio. Una izquierda radical que encuentra en Podemos y su líder, Pablo Iglesias, el referente ideal para despedazar esa norma que, entre otras cosas, ha dado a España el periodo de paz más amplio de toda su larga historia.

Así Iglesias ha sido el único líder de los cuatro grandes partidos del país que ha arremetido contra la intervención de la Guardia Civil en la Generalitat de Cataluña por mandato judicial del Juzgado de Instrucción número 13 de Barcelona. La Guardia Civil ha actuado como escudo de la Democracia frente a aquellos que han decidido pisotearla sin ningún tipo de legitimidad. La Guardia Civil, en definitiva, ha actuado como mecanismo de defensa de un Estado que en 1978 decidió que quería vivir en libertad y no bajo el yugo de y los deseos de un único individuo.

Porque la Democracia no se defiende solo con las urnas. Tal vez el ejercicio del voto sea el icono ideal de un sistema democrático. Su ejemplo más práctico. Pero no hay que olvidar que hasta en las dictaduras más execrables también se depositan votos en las urnas. La Democracia se defiende con la fuerza de la Ley que ha emanado de un Parlamento elegido libremente por todos los ciudadanos de España. La Democracia se defiende con la fuerza de unos jueces que aplican esa ley cuando la locura de unos separatistas corrompidos, y sus cómplices radicales, amenaza con destruirla. Y la Democracia se defiende con unas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, como la Guardia Civil, que obedecen el mandato del juez en defensa del sistema dado por el conjunto de los españoles y no, como decimos, de un individuo con ínfulas de tirano morado.

Así pues, la intervención de la Guardia Civil en la Generalitat, deteniendo a aquellos que van contra la Ley Suprema que es la Constitución e intentan pervertir el significado de la Democracia, es el mejor ejemplo de que el sistema funciona. Es la culminación de un Estado que responde fuerte y decidido a un ataque impulsado por los enemigos de la libertad y la justicia. La actuación de la Guardia Civil es, en definitiva, la garantía de que España siga existiendo en el mapa como un país libre, justo, igual y plural.